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REFLEXIONES DOMINICALES SO13RE EL EVANG-ELIO quiere decir esto: "Si ya hay odio en el mundo, luchemos por des– terrarlo con la única arma eficaz y digna: el amor. Jesús nos entrega un criterio radiante de actuación: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros". El cristiano, que posee una visión distinta de las realidades sociológicas, una fe que le exige "vivir de otro modo", debe también crear formas nuevas de relaciones humanas: "Vosotros amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperar nada a cambio". Estas formas nuevas el cristiano las crea cuando ama, intentando redimir, rege– nerar, liberar a los violentos de su actitud, tan absurda como des– tructora. El amor que nos pide Jesús hacia nuestros enemigos es una llamada al cambio y a la personal regeneración de éstos. El amor que pide Jesús es compasivo y misericordioso, lleno de ges– tos concretos, de profundo acercamiento al hombre para hacerle todo el bien que nos gustaría hiciesen con nosotros: "No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdo– nad y seréis perdonados; dad y se os dará, recibiréis una medida bien llena, apretada y rebosante, porque con la medida con que midiereis seréis medidos". El modelo del cristiano es Dios de quien dice la Biblia: "El nuestro es un Dios de ternura y de amor". Los que responden a esta ternura y amor de Dios están creando un mundo nuevo, porque hacen presente en él al Dios de la misericor– dia. Aquí radica nuestra fortaleza y el fundamento de nuestra situación en una sociedad saturada de violencia. Primer domingo de Cuaresma (Le 4, 1-13) "Jesús, impulsado por el Espíritu, se fue al desierto". El des– ierto simboliza la vida misma del hombre, caminante en el mundo reseco e inhóspito, buscando una salida llena de espejismos y de límites confusos y borrosos. Es el hombre que busca, en la dolo– rosa soledad interior, la respuesta a los grandes interrogantes de su 192

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