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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO voluntad quieran romper moldes opresores y deshumanizantes, para emprender una nueva vida, digna y esperanzada. Sexto domingo del tiempo ordinario (Le 6, 17.20-26) "Y bajando con ellos, se detuvo en una meseta.... ", y en torno a él se congrega una gran multitud compuesta principal– mente de las más humildes y despreciables capas sociales. Vienen de los más diversos lugares para indicar que el mensaje se ofrece a todos, sin distinción de raza, de posición económica, de nación y de cultura. En este ambiente Jesús pronuncia uno de los discursos más famosos y de mayores resonancias en el transcurso de la his– toria: el universalmente conocido como "Sermón de las Bienenturanzas". "Dichosos los pobres, dichosos los que ahora lloráis, dichosos los que tenéis hambre, dichosos los que sois odia– dos e injuriados" ¿Qué es esto?, podíamos preguntar, ¿irrisión, burla o sarcasmo? Lucas vive en un contexto histórico y socioló– gico donde existen conflictos entre ricos y pobres, donde los cre– yentes viven humillados e indefensos. A todos éstos se les anuncia unos tiempos nuevos en los que Dios cambiará la faz de la tierra. Jesús no actúa como un moralista que entrega premios de virtud a los que soportan valientemente la prueba, la injusticia, la pobreza o la persecución. Mediante tan sutil leguaje se anuncia un mundo nuevo que realice las aspiraciones de los profetas, concretadas en la paz, la justicia, la liberación de toda opresión, cualesquiera que sea su naturaleza y origen. Es evidente que Jesús no proclama a los pobres "dichosos" por el mero hecho de ser pobres. Ni menos aún señala la pobreza como un ideal de vida. Esta interpretación, que más de una vez se ha hecho, constituye una burla hacia los pobres que desean angustiosamente salir de ese humillante estado, y es una burla hacia Jesús que se rodeó de hambrientos y de enfer- 190

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