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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA los creyentes. Para percibir el resplandor de su luz y el eco orien– tador de su presencia hay que apagar otras luces que deslumbran y otros ecos que desorientan. Bautismo del Señor (Le 3, 15-16) El texto evangélico del domingo pasado presentaba a Jesús como Palabra encarnada, presente y actuante en el corazón de la historia. Hoy el evangelio nos lo presenta como Hijo Único de Dios, cuya palabra es necesario escuchar. Todos los textos respon– den a esta pregunta esencial: ¿Quién es Jesús? ¿Cuál es la misión que debe realizar entre los hombres? Para comprender las pala– bras del evangelio hay que descubrir el sentido de los símbolos y también de la misma escena del Bautismo. El Mesías anunciado por el Precursor purificará a través del Espíritu y del fuego las rea– lidades humanas y terrestres. Mediante el Espíritu, como fuerza semejante al viento que permite aventar los cereales, separar la paja del grano, dirá adonde conduce y dónde termina el camino. Mediante el fuego destruirá los viejos prejuicios, las estructuras caducadas, los esquemas anquilosados y estériles, para introducir en la historia una nueva fuerza que genere vida, luz y calor. Esto mismo significa el símbolo de la paloma en el bautismo de Jesús: la fuerza salvadora de Dios que aletea y susurra sobre el hombre el espíritu de una vida nueva. Con el bautismo Dios quiere dar a Jesús la alternativa solemne y pública. En este momento Jesús asume plenamente su vocación, la respuesta generosa para ser el profeta de la noticia más alegre y sensacional de todos los tiem– pos. Por eso su palabra se convierte en palabra que orienta y salva. A semejanza de Cristo, el creyente recibe en el bautismo la lla– mada de Dios para ocupar su propio lugar en la historia, para anunciar y realizar el evangelio de la salvación, de la paz y de la justicia. En la sociedad actual se dan amplias zonas que recuerdan 183

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