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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO de Belén: "Hoy os ha nacido en la ciudad de Belén un Salvador" y cada año la liturgia sigue diciendo: " hoy ha nacido", y no dice: "hace mucho tiempo nació". Con el advenimiento de Jesús– Salvador, todo el futuro de la humanidad es un "hoy Dios nos salva". Belén solamente es importante si encarnamos en nuestras vidas el "hoy eterno" de la salvación traída por Jesús. Abramos, pues, nuestro corazón a la esperanza, a la entrega generosa y fecunda, porque el amor ha echado raíces en nuestra tierra y somos millones los que creemos que florecerá. Alegrémonos con María e Isabel, encendamos las lámparas, dando un sentido cris– tiano al viejo rito judío, comamos el turrón y cantemos: ¡Es Navidad! ¡Enmanuel! ¡Dios con nosotros! ¡Felices Navidades!. Festividad de la Sagrada Familia (Le 2, 41-52) Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Es decir, evocamos y recordamos a la familia de Nazaret, como símbolo y modelo de la armonía, de la función cr~ativa d~,todas las.familias que en el mundo han sido y serán. ¿ Tiene algún sentido celebrar hoy, en esta situación concreta en que vive nuestra sociedad, cele– brar la fiesta de la familia? Las familias, se dice, viven más disper– sas que unidas, más enfrentadas que reconciliadas. El verbo "huir" se conjuga con demasiada frecuencia: huyen los padres de los hijos y los hijos de los padres, huye el marido de la mujer y la mujer del marido. Y todo ello alentado y fomentado por los medios que intentan destruir todo aquello que da sentido perdura– ble a la convivencia familiar. Ya lo dijo el célebre Lacordaire: "La sociedad no es más que el desarrollo de la familia; si el hombre sale corrompido de la familia, corrompido entrará en la sociedad" El evangelio de este último domingo del año nos transmite una simpática y entrañable escena: la escena del Niño Jesús perdido y hallado en el Templo. Después de haber celebrado la Pascua en 180

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