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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA Primer domingo de Adviento (Le 21, 25-28) Hoy comienza el año litúrgico llamado de Adviento, de anhelante espera de un personaje que camina hacia nosotros en el horizonte cercano. El creyente vive y actúa pensando en alguien que está llegando siempre como luz en el camino, como sosiego en la angustia, como brújula en la desesperación. En la próxima Navidad conmemoraremos y actualizaremos la irrupción suprema de Dios en la historia para hacerse nuestro compañero de viaje hasta el final del mismo. Pero el Adviento invita también a la espera confiada en la instauración definitiva y plena del Reino de Dios en este mundo torturado y desorientado. Entonces habrá unos cielos nuevos y una tierra nueva donde habitará la justicia y el amor. Este anhelo de una pronta transfiguración de este mundo inhabitable se describe mediante un género literario llamado apo– calíptico, envuelto en catástrofes y aflicciones sin cuento, en alte– raciones cosmológicas del sol, de la luna y de las estrellas. Con esta peculiar manera de expresarse el texto evangélico intenta ani– mar y confortar a la comunidad cristiana que vive en medio de persecuciones y decepciones, de injusticias y atropellos. Les· dice y nos dice que al final del túnel aparecerá la luz radiante del triunfo de aquellos que han sido fieles a los valores que dan sen– tido eterno a la existencia humana: "estad alerta para que no se emboten vuestros corazones con los excesos de la comida, de la bebida y las preocupaciones de la vida", dice Jesús. Una llamada apremiante a la acción, al compromiso existencial, al dinamismo creativo. El cuadro que nos pinta el evangelio se parece mucho a la situación en que viven tantos cristianos comprometidos en cier– tos países del mundo, tantos millones de personas inocentes que sufren en carne propia la cárcel, el exilio, las deportaciones inhu– manas, las torturas en sanatorios psiquiátricos, que todavía existen en algunos países. Lo mismo que la más despiadada conculcación de los derechos humanos más elementales. A ellos y a nosotros 175