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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO toria. El gran Teilhard de Chardin advierte: "La fe en Jesucristo se podrá conservar o difundir en el futuro solamente a través de la fe en el mundo presente". Bastantes cristianos, con el pretexto de ir buscando la vida eterna, pasan por este mundo como turistas, dejando a los demás que trabajen y se comprometan en la lucha por crear un mundo mejor. Todos éstos viven alienados y, en con– tradicción con la actividad misma de Jesús, quien pasó por la tie– rra haciendo el bien. Trigésimo cuarto domingo del tiempo ordinario-Cristo Rey (Jn 18, 33-37) En la festividad de Jesucristo, Rey del Universo, la liturgia nos presenta el diálogo jugoso, seco y cortante entre Poncio Pilato, representante supremo de la autoridad romana en Palestina, y Jesús de Nazaret, a quien los judíos acusan de haberse autoproclamado ·rey en abierta competencia con el César de Roma. Lo que en definitiva se esconde en el texto evangélico es la pregunta esencial: ¿Quién es Jesús? La respuesta adecuada decide el destino de individuos y pueblos. ¿Es un Mesías político?¿Un iluso y violento revolucionario? ¿Un rebelde que desafía e intenta suplantar la autoridad del emperador romano? Jesús acepta el título de rey con todos los riesgos que ello entraña; y lo acepta para descubrir el verdadero sentido de su vida y doctrina; y descu– brir también la auténtica misión de sus seguidores en el transcurso de los siglos: "Yo soy rey", dice Jesús. Pero para que Pilato no se turbe, el mismo Jesús precisa con dos frases lapidarias cuál es la naturaleza de su reino: "Mi reino no es de este mundo; yo he nacido y venido al mundo para dar testimonio de la verdad". El reinado humano implica poder, dominio, desarrollo económico y cultural, ordenamiento jurídico y a veces, o muchas veces, tiranía, opresión, aplastamiento de las conciencias y libertades. El reino 170

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