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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA cretarse, pero que está presente y creativo en toda la actividad del creyente: "Amor, dijo la rosa, es un perfume; amor es un murmu– rio, dijo el agua; amor es un suspiro, dijo el céfiro; amor, dijo la luz, es una llama. ¡Oh, cuánto habéis mentido! Amor es una lágrima". Así se comprenden las célebres frases de S. Agustín, que constituyen un precioso comentario al texto evangélico: "Ama y haz lo que quieras; si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdona– rás con amor. Como esté dentro de ti la raíz del amor, ninguna cosa sino el bien podrá salir de tal raíz". El que ama, solamente puede realizar el bien y la justicia. Ojalá puedan aplicarse a los cristianos las palabras que el arqueólogo americano, poco antes de morir fulminado por el sida, dirigía a los médicos y a las enferme– ras y religiosas de la madre Teresa que lo habían cuidado con mimo y entrega desinteresada: "¡ Vosotros sois más grandes que el amor!". El hecho lo narra Dominique Lapierre en su libro "Más grandes qu.e el amor" . Y esto es así, decimos nosotros, porque más allá del amor está Dios, y Dios es amor. Trigésimo segundo domingo del tiempo ordinario (Me 12, 38-44) Dos escenas, aparentemente dispares e inconexas, pero que coinciden en la idea común de la sinceridad y autenticidad con que el creyente debe manifestar en la práctica su fe religiosa. Los escribas, que se creen superiores al resto de los mortales, porque observan escrupulosamente prescripciones y preceptos son fusti– gados por su hipocresía escandalosa, por su doble vida, por su conducta orgullosa y antisocial. Lo que pretenden en realidad es fama y poder bajo las apariencias de una gran religiosidad. Jesús pide armonía entre fe y vida, entre culto y obras. La fe auténtica no consiste sólo en rosarios y novenas, en la señal de la cruz antes 167

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