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REFLEXIONES DOMINICALES SO13RE EL EVAN(i-ELIO matrimonios rotos por no haber tenido en cuenta este proyecto de amor que está en la raíz del matrimonio. Jesús se sitúa dentro del plan primitivo de Dios, no dentro de las costumbres jurídicas o de las interpretaciones de exegetas, de jueces y juristas. Jesús no habla de casos circunstanciales, de casuística, de concreciones prácticas de la Ley; lo que él pide es una respuesta sincera, com– prometida y generosa a vivir en el amor, con un solo corazón. De este modo serán más y más no dos, sino una sola carne. Mientras los esposos vivan como una sola carne existirá el vínculo unitivo estable, y ninguna ley podrá separar lo que Dios unió desde los orígenes de la creación. Vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario (MclO, 17-30). Una vez más el evangelio nos presenta el tema del segui– miento en las situaciones concretas de la vida diaria. En la escena del joven rico que quiere conseguir la vida eterna se intenta dar una solución a un problema que inquietóa las primeras comunida– des cristianas y ha sido ocasión de conflictos en todos los tiempos hasta nuestros días: "¿cómo debe actuar el cristiano frente a las riquezas? ¿tienen sitio los ricos en la comunidad cristiana?. En el evangelio hallamos hombres ricos que siguen y ayudan a Jesús: Nicodemo, José de Arimatea, Zaqueo.... Jesús llama a todos, sin distinciones sociológicas y económicas, pero a todos y a cada uno exige que realicen en su vida los valores del Reino nuevo. Al joven rico no se le pide simplemente que venda sus bienes, sino y principalmente que ayude a los pobres. Se trata de un desprendi– miento para vivir como hermanos, de una libertad para estar a dis– posición de los otros. El rico que pone sus bienes al servicio de los demás, que crea puestos de trabajo, que promociona la justicia, que lucha por un mundo más fraterno y comunitario, está haciendo realidad en la tierra el Reino de Dios. Jesús nunca con- 162

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