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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCi-A disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis". Alude también a la acogida que debe dispensarse a los discípulos y misioneros que proclaman la buena noticia de la salvación. Se es, pues, grande no cuando se ocupa un puesto relevante, sino cuando se hace sitio al menes– teroso, al extraño, al innominado. Quien obra así está sirviendo al mismo Cristo, que, en frase de San Pablo, "se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres". El peligro para la Iglesia no viene de fuera. Viene de dentro, viene de nosotros. Es inútil que nos hagamos ilusiones sobre este punto. Esta falta de consecuencia del cristiano la refleja bien el novelista católico inglés en esta frase llena de amargura: "Nuestra religión es verdadera, pero nuestra manera de practicarla la hace aparecer tan falsa....". Vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario (Me 9, 37-42.44-47) El evangelista sigue presentando orientaciones prácticas, a fin de que la vida de la comunidad sea pujante y su fe crezca y se desarrolle en el seguimiento de Jesús. Primeramente se habla de la tolerancia y magnanimidad hacia los de fuera de la comunidad. En segundo lugar, se trata la cuestión, espinosa y siempre actual, del escándalo: "quien no está contra nosotros está a favor nuestro". El cristiano debe alegrarse por cuanto de bien se haga en el mundo, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Debe colaborar con todos los movimientos que intentan promocionar los valores acordes con el evangelio, aunque el móvil de su actuación sea distinto. Nada de capillitas, de cotos exclusivistas, nada de anatemas y excomuniones intransigentes. Hay que solidarizarse en la lucha contra las fuerzas que destruyen el Reino de Dios: droga, hambre tiranías, terrorismo, leyes inicuas que pulverizan los derechos 159

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