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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANC'rELIO posesión: "El que quiera asegurar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará". Cuidado con las interpretaciones derrotistas, y malintencionadas. Jesús no nos dice que renunciemos a esta vida, sino que cambiemos el proyecto de esta vida en la línea de la entrega y del amor. Ni poder, ni domi– nio, ni riqueza, ni prestigio social significan algo en el nuevo pro– grama de vida y de acción presentado por Jesús. Vigésimo quinto domingo del tiempo o:rdina:rio (Me 9, 29-36) El evangelio de este domingo ofrece unas pistas de actuación a los discípulos de Jesús y les ilustra sobre la verdadera naturaleza de su mensaje. Por segunda vez el Maestro les habla de su pasión, no de su triunfo espectacular. Ellos no comprenden y no piden aclaración alguna por miedo a las consecuencias. Resulta más cómodo esconder la cabeza bajo el ala que ir al encuentro de una verdad que o_bliga a un cambio de actitudes. La tentación tri– unfalista y de privilegio está presente en la discusión de los após– toles acerca del cargo más importante en el nuevo reino. La respuesta de Jesús es tajante: "El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". Hay un trastrueque de valores: el más grande es el que se hace servidor de los demás. Esta es la ley fundamental que rige las relaciones entre los seguidores de Jesús y que constituye la flor y nata, a quintaesencia del evangelio ayer, hoy y siempre. Esto lo esclarece Jesús de un modo plástico "El que acoge a uno de estos niños en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoge a mí, no es a mí a quien acoge, sino al que me ha enviado". Aquí el niño adquiere un sentido nuevo, no es el niño en sentido propio, ni el símbolo de la disponi– bilidad y transparencia, ni el que no cuenta; es más exactamente el necesitado, el desvalido, el marginado, en conformidad con la parábola transcrita por el evangelista Mateo: "tuve hambre y me 158

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