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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO todos los hombres, sean judíos o paganos, enfermos o sanos, peca– dores o justos, tienen idénticos derechos y las mismas obligacio– nes para con Dios. Jesús se encuentra en la Decápolis o "región de las diez ciudades", en la cual la mayoría son paganos. Con unos gestos que nos parecen mágicos, arcaicos y trasnochados, se nos indica el extraordinario poder liberador de Jesús que sitúa al hom– bre en el lugar que le corresponde como ser humano. Jesús se fija en este enfermo pagano, lo separa de la multitud y, llevándolo aparte, le entrega la capacidad de volver a ser hombre, de partici– par en la salvación mesiánica y de alabar a Dios por ello. La acción de Jesús condena el racismo y particularismo judíos, el sentido de casta y privilegio de los fariseos. Es también una apre– miante llamada a las comunidades cristianas para que compren– dan el rumbo nuevo de apertura universal en la historia de la sal– vación. La fe cristiana nace con una misión de universalidad. La tarea del creyente consiste en acercarse a todos, sin exclusivis– mos. Nunca debe desanimarse ante tanta miseria como le rodea. Y le salpica. El verdadero desafío tiene lugar en el plano del amor. El amor cristiano no se detiene ante la malicia, la mediocridad. El que no ama, el que juzga y condena y pasa de largo se empobrece. En todo hombre hay una imagen de Dios, aunque muchas veces está obscurecida. El seguidor de Jesús tiene la obligación de llegar hasta esa imagen, despertarla, reavivarla para que aparezca en su radiante luminosidad. La condición abyecta de tantos marginados quizás se deba a que nadie los ha amado de verdad. "La experien– cia me ha demostrado, demasiado tarde, escribe Bernanos, que no es posible explicar a los seres con sus vicios, sino, por el contrario, con todo cuanto han conservado de intacto, de puro, con lo que queda en ellos de infancia, aunque haya que ir a buscarlo muy en el fondo". También se ha escrito "que en el hombre más abomina– ble subsiste un rincón de inocencia, accesible únicamente a una inocencia correspondiente". 156