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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVAN4"ELIO misterio de Jesús. Los judíos se retuercen y rebelan contra las pre– tensiones de un humilde carpintero que aparece como portador de la liberación, de la salvación durante siglos anhelada y esperada. Un salvador sin poder, sin prestigio, pobre y sin alcurnia, es una insultante impostura. Cuando Juan escribe su evangelio, la pal– abra de Dios es ya profusamente predicada a griegos y romanos. Éstos encierran a sus dioses en templos lujosos y deslumbrantes; sus imágenes son de materia noble: oro, plata, mármol ¿ Qué es este Jesús condenado a morir en una cruz ignominiosa, frente al poder de un Júpiter o Neptuno, por ejemplo? Por dos veces Jesús repite la frase enigmática: "Yo soy el pan que ha bajado de cielo, quien come de este pan tiene la vida verdadera". Dios no es poder, sino servicio, no es soberbia, sino sencillez. En el lenguaje bíblico el pan es todo lo que el hombre necesita para vivir y realizarse; incluye también el modo adecuado de encauzar la vida, de dar sentido a nuestra intrincada existencia, de aprender a caminar en el dolor y en el gozo, a superar las adversidades y la misma muerte; a vivir en la esperanza cuando decimos que el mundo se nos viene encima. La fe cristiana es esencialmente el encuentro con Jesús de Nazaret que vive resucitado en nosotros y entre nosotros; es adhesión a una persona antes que adhesión a una doc– trina; es abrirse a un amor, antes que cumplir unas leyes y unos ritos: "Yo soy el pan de vida... el pan que ha bajado de cielo para que quien lo coma no muera" Desde que Jesús se encarna en la historia, el Enmanuel, el pan bajado del cielo, ha abierto otra his– toria en la historia: la epopeya de amor que vence el egoísmo, la injusticia, el orgullo y el odio; la epopeya de la entrega y del servi– cio que hoy más que nunca exige seguidores y colaboradores. Si la Iglesia quiere propagar el mensaje de Cristo entre los pueblos infradesarrollados, debe antes promocionar a: estos pueblos en el aspecto material. Morris West, en su novela "El Abogado del dia– blo", pone en boca del obispo Aurelio estas hirientes palabras: "no 150

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