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REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVANCrELIO Décimo quinto domingo del tiempo ordinario (Me 6, 7-13) Jesús envía a setenta y dos discípulos para que anuncien la llegada inminente del Reino de Dios. En ellos están simbolizados los cristianos de todos los tiempos que deben dar testimonio de su fe en un mundo que busca respuestas que satisfagan su razón y tengan consistencia lógica. La forma cómo deben desarrollar su misión constituye la norma permanente de la actuación de toda comunidad religiosa. Desprendidos, disponibles y alegres, despo– jados de todo lo que entorpece y estorba: "No tenemos aquí ciu– dad estable, sino que vamos en busca de la futura". El hombre moderno intenta instalarse aquí abajo como sea y al precio que sea, olvida que la vida tiene una meta distinta de la de apoltro– narse. Se rodea de bienes materiales, pero se ve condenado a la insatisfacción, porque después de haber luchado para satisfacer una necesidad, surgen otras nuevas y más exigentes. Jesús los envía de dos en dos. La humanidad no es el individuo solitario, sino el hombre con el hombre. La soledad es uno de los males más extendidos en el mundo de hoy. Hay muchos seres solitarios y alienados. Para éstos, descubrir a alguien que se interese genuina– mente por ellos, descubrir algo de autenticidad en otro ser humano, puede iluminar el camino y ayudar a encontrar el sentido de la vida. Jesús les dice también: "en la casa donde os hospedéis, quedaos comiendo y bebiendo de lo que allí hubiere, porque el obrero merece su salario". A la entrega de la salvación y la paz que aportan los predicadores, corresponden los otros con la hospitali– dad. Estos caminantes no tienen más seguridad, más porvenir que la generosidad de los otros hombres. Jesús pone a los hombres frente a frente; todos forman una sola humanidad donde los bienes deben distribuirse equitativamente, solidariamente. ¿Qué pensar al comprobar que el sentido de la hospitalidad, tan vivo entre los pueblos pobres, desaparece en nuestras sociedades de la abundan– cia? ¿Por qué se dan tantas depresiones nerviosas y tantos suici- 144