BCCCAP00000000000000000000728

REFLEXIONES DOMINICALES SOBRE EL EVAN~ELIO importa que perezcamos?" Jesús les echa en cara una fe que se acobarda ante el peligro, que engendra miedo e inseguridad. La fe madura da tranquilidad en medio de la hostilidad y de la persecu– ción. El miedo, en cambio, pertenece a las sociedades que han per– dido sus ideales o el sentido de la vida o cuando carece de resortes y estímulos para entregarse a una causa justa y noble. ¿ Un retrato doloroso de nuestra sociedad actual? La respuesta es afirmativa. Los conocidos versos de Antonio Machado reflejan trágicamente las dudas, las vacilaciones, la obscuridad del mundo en que vivi– mos: "Ayer soñé que veía a Dios y que a Dios hablaba y soñé que a Dios oía. Después soñé que soñaba" Gran parte de la sociedad moderna ha perdido a Dios, ha caído en la fosa de su propia incredulidad, y no puede salir de esa fosa, porque ha roto la lámpara de Dios que había en la mesa de la, familia del mundo. Y como consecuencia, el miedo y la inseguri– dad lo invaden todo. Miedo por el futuro incierto, por los cambios políticos y generacionales, miedo por la pareja, por los hijos y el pan de cada día, miedo por los cambios que se están produciendo en la comunidad cristiana, miedo a encontrarse con nosotros mis– mos y a buscar nuestro verdadero camino. La frase de un escritor alemán es un diáfana radiografia de la realidad que llaman posmo– derna: "Dondequiera que se ha derribado un templo, un santuario de la religión, ha sido necesario construir una casa de salud para los neurasténicos" .Mucha de la cultura moderna se orienta a la supresión de ese miedo mediante la evasión y la huida: pastillas soporíferas, drogas, pornografia, constante búsqueda de sensacio– nes,, alcohol, viajes, excursiones sin ton ni son. Todo vale cuando se trata de suprimir ese atenazante miedo a la nada, cuando se intenta abandonar el barco que se hunde irremediablemente, por- 140

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz