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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORG-A su pueblo para que sea fiel a la misión confiada. Jesús dice ahora: "Yo soy la vid verdadera" Con la palabra "verdadera" no niega la excelencia de la palabra profética anterior. Lo que quiere decir que todo lo anterior tiene perfecta realización en él y en su comu– nidad. Cuando el evangelista escribe esta página ya han aparecido tensiones y divisiones en el seno de la comunidad creyente. Todo esto puede evitarse a través de la fe en Jesús resucitado presente en los hermanos, que inyecta savia, que da cohesión y armonía fecunda: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, quien permanece en mí y yo en él da mucho fruto". El viñedo de Jesús se ha exten– dido a través de llanuras y colinas; los sarmientos han llenado la tierra desde hace más de veinte siglos. Pero a veces la viña ha pro– ducido más leña, más hojarasca y espinas que auténticos frutos. Con demasiada frecuencia hemos olvidado, en nuestro insensato orgullo, la llamada de Jesús: "sin mí no podéis hacer nada". Hoy, jóvenes y menos jóvenes dicen con frecuencia: "Yo no voy a la iglesia; yo no creo en ella; además, eso no cambia nada en mi vida; todo está ya superado".Vid y sarmiento, es decir, Cristo e Iglesia o Comunidad creyente forman una sola unidad: "permane– ced en mí y yo permaneceré en vosotros". Cuando en una comuni– dad existe espíritu de renuncia y de servicio, de valentía y de fide– lidad a la palabra de Cristo, entonces se enriquece la vida de fe, reviven las comunidades y florece el culto vivo, atrayente y unifi– cador. La unión con Cristo y el anuncio evangélico sólo tienen fuerza en una comunidad fraternalmente unida, aunque discre– pante en aspectos y opciones que enriquecen el dinamismo crea– dor y purificador. El controvertido teólogo al menos en algunos sectores, Hans Küng, preguntado por qué permanece en la Iglesia, a pesar de su posición tan crítica, responde: "El asunto Cristo me ha fascinado, y a Cristo no lo he hallado ni siquiera en la Biblia; lo he hallado en la Iglesia" El sarmiento debe podarse y limpiarse para que dé más fruto, a fin de que los hombres puedan acercarse 129