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COMENTARIOS RADIOFÓNICOS EN COPE-ASTORCrA condujo fuera de las murallas y se le crucificó. Y en su muerte sembró un germen eterno de vida y de amor. Durante esta semana santa viviremos con emoción las últimas horas de Jesús sobre la tierra. No detengamos nuestra piedad en la superficie del drama. Jesús habla por última vez para que todos comprendamos el sen– tido de su vida entera y de su muerte próxima como invitación a la nueva vida en el amor, en la generosidad, en la apertura fecunda a Dios y a los hermanos. Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor (Jn 20, 1-9) ¡Jesús vive! Después de haber luchado contra todos los fer– mentos de muerte en el corazón de los hombres y en la vida de su pueblo, rompió la fatalidad de la muerte misma. Desde entonces multitudes de hombres y mujeres van a vivir y morir con Cristo en la firme esperanza de estar ya "resucitados con él". María Magdalena y el discípulo amado se acercan con amor y con espí– ritu limpio a la tumba vacía y a los lienzos plegados y descubren a Jesús en su nueva dimensión. Los que habían compartido los caminos de Jesús, la novedad de su mirada, de sus palabras y sus gestos, viven de esa vida victoria sobre la muerte. Esa vida que no es objeto de una posesión intelectual, sino de compartir lo que Jesús mismo ha vivido y enseñado. La fe es una experiencia de vida, sólo accesible a quienes permiten que el evangelio fermente en sus corazones y en la intrincada trama de nuestra sociedad. La resurrección de Cristo es la realidad gozosa y fecunda que lo explica todo y polariza todo el dinamismo, todo el impulso ascen– dente de la existencia cristiana. El mejor comentario al evangelio de hoy lo hace la primera carta de S. Pedro: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que gracias a su gran miseri– cordia, en virtud de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho renacer a una esperanza viva". He aquí el 123

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