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En efecto , terminada la plát ica santísima .. la santa se arrodi– lló con gran reverencia y rogó al Sumo Pontífice se dignase bendecir los panes preparados. Pero el Papa le respondió: - "Hermana Clara fidelísima, yo quiero que seas tú la que bendiga esos panes haciendo sobre ellos la bendición de Cr isto, a quien te has entregado por com– pleto como precioso sacrif icio". -" Perdonadme Santísimo Padre -repuso ella,- pero sería dig– na de muy grande reprensión si delante del Vicar io de Cristo me atreviese a dar semejante bendición yo, que soy una vil mujercilla". - "Para que no pueda atribuirse a presunción - insistió el Papa– y hasta que te sea de mérito, te mando por santa obedienc ia que ha– gas la señal de la Cruz sobre est os panes y los bendigas en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo". Entonces ella, como verdadera hija de obedienc ia, bendijo devotísimamente los panes con la señal de la Cruz. iCosa admirable! Al instante apareció una bellísima cruz sobre todos los panes. De estos panes algunos los comieron entonces con gran devoción y otros los guardaron por milagrosos. El Papa, maravillado por la prodigiosa cruz hecha por la esposa de Cr isto dio pr imero gracias a Dios y luego ben– dijo a la bienaventurada Clara con palabras de consuelo." 3.- FRATERNIDAD UNIVERSAL Se ha destacado ya la caridad de Clara con sus hermanas y demás personas que acudían a ella. Debemos recordar tamb ién su vivencia grande y espléndida de fraternidad universal. Su amor se extendía a todos los seres, viendo en ellos un reflejo de la belleza, la misericordia, el amor infinito de Dios, creador de tantas maravillas. 19

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