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y su más razonable defensa. Vuestra tarea es actuar de tal suerte que el pan sea lo suficien– temente abundante en la mesa de la humani– dad, y no el favorecer un control artificial de los nacimientos, que sería irracional, con vis– tas a disminuir el número de comensales en el banquete de la vida". (Mensaje para toda la humanidad, (27) Suprimir la vida es un crimen sin atenuaciones. Y no importa el modo ya que no cambia substancialmen– te la cuestión: está prohibido matar porque el derecho a la vida tiene como responsable y defensor al mismo Dios. La sociedad pluralista nos está dando las prue– bas más escalofriantes de falta de respeto a la vida hu– mana. Ei Papa se refiere a la defensa de la vida en su dura crítica al control de natalidad. Y ¿qué decir, en– tonces, de la legislación que propugna el aborto? La sociedad pluralista ha traspasado de un modo cínico los mismos límites del crimen. Esto provoca náuseas en cualquier corazón ho– nesto. La muerte violenta produce una vaga sensación alucinante de "sin sentido". La muerte violenta "pro– vocada" resulta siempre repugnante, irracional, diabó– lica. La sangre vertida deja manchas indelebles. Toda muerte: la que causa el arma homicida y la que se pro– voca con un dulce biberón envenenado. Lá vida es sagrada. El niño tiene derechos invio– lables de persona humana aun antes de nacer. No hay "vidas sin valor" porque el niño -aün antes de na– cer- tiene un origen y un destino eternos. -el control de ·la natalidad es "irracional" cuando 79

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