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y conservador? Y la respuesta la da la misma historia. Nos encontramos, por tanto, ante un hecho incuestio– nable. Francisco pudo realizarse plenamente como hombre, como cristiano y como religioso dentro de es– te esquema tan transparente, tan sencillo y tan evan– gélico, porque tomó en serio el Evangelio. En este marco de lealtades se ha realizado la re– novación más profunda del mundo desde los tiempos de Cristo. Con Cristo al volante "descubre" Francisco el mundo que lo espera urgentemente, que lo llama an– gustiadamente, que lo necesita ineludiblemente. Y Francisco acude siempre a la llamada en ilusionada actitud de servicio, con una confianza ilimitada en la Providencia. Francisco va siempre adonde Cristo lo lle– va y cuando se encuentra en una encrucijada de cami– nos o en un viaje con trasbordo deja siempre a Dios que señale el camino. Así se explica la pluriformidad de su estilo y de su obra, la alegre y gozosa visión de la vida, la divina im– provisación de varios capítulos nuevos de su regla, la imaginación, la viveza y la frescura de sus realizacio– nes, la originalidad irrepetible de su persona. Con Cristo al volante "descubre" Francisco el va– lor de la soledad donde se encuentra a solas con Dios. En el mismo viaje "descubre" a los hombres que traba– jan de sol a sol y les "señala" el camino que lleva a Dios. Otro día "comparte" su vida con los leprosos. Y otro, con Cristo al volante del barco, se adentra entre los sarracenos y otros infieles. Poco a poco la figura de Francisco va cobrando identidad propia y sus hijos quieren imitar los diversos aspectos de su especial visión de Cristo. Y brotan las 71