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54 ro está abierta a los que antes llamaba herejes y ahora llama "hermanos separados" frente a los hombres de "buena voluntad" los que por no ser creyentes fueron siempre mar– ginados o, por lo menos prácticamente olvidados, en las empresas y en los discursos del Papa y de los Obispos. Ahora son frecuentemente convoca– dos a colaborar en la reconstrucción del mundo nuevo. frente a los ateos con los que emplea un método realmente com– prensivo y esperanzado. El ateísmo merece la do– lorosa "reprobación" de la Iglesia como doctrina perniciosa "contraria a la razón y a la experien– cia humana universal". Pero se nota en el fondo un gran interés amoroso por comprender e inclu– so disculpar. Se podría objetar que no ha cambiado nada res– pecto a los ateos ya que si la Escritura los llama "insensatos" -dixit insipiens in corde suo: non est Deus"- el Concilio afirma lo mismo con do– lor pero con firmeza: "perniciosas doctrinas y con– ductas contrarias a la razón". Pero ¿no advierte el objetante el "aire nuevo" que se respira al analizar las formas y raíces del ateís– mo? Hay ateos que no llegan a admitir la existen– cia de Dios por fallo del método científico que em– plean para estudiarlo, otros porque imaginan un Dios que no tiene nada que ver con el Dios del Evangelio y ... claro, lo rechazan. Hay en el fondo una comprensión amorosa y una esperanza ape-