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es absurdo. Los cambios han sido muchos y, sobre to– do, muy profundos. Y como se trata de una afirmación seria, ahí van unos cuantos botones de muestra. -Personalmente, opino que el cambio más decisivo no se refiere tanto a hechos determinados como a la nueva actitud, al nuevo talante de la Iglesia que vamos a llamar, siguiendo el lenguaje al uso, lg/e– sía posconciliar. Actitud nueva frente al "mundo" con el que se solidariza expresamente en sus "go– zos y esperanzas, tristezas y angustias" y en toda su problemática de inquietud, duda, zozobra, po· breza material y espiritual. (Los discípulos de Cristo hacen suya la situación del mundo, tienen que conocerlo y comprenderlo amorosamente para iluminarlo a la luz del Evan– gelio. La Iglesia está en el mundo, como Cristo, no para juzgarlo sino para servirlo y para .. salvarlo. (G.S. proem.) ... frente a sí misma . con una profesión humilde de culpabilidad, por ejemplo, en la desunión de los cristianos. También la Iglesia ha tenido sus responsabilidades en la desunión. frente a los hermanos separados con los que ya no se emplea el método drástico de las excomuniones, sino el nuevo estilo caritati· vo del estudio en común de lo que une y el diá· logo fraterno para acometer empresas comunes. No se trata de un "falso irenismo" silenciando por miedo o cobardía las dificultades de la unión. No, , la Iglesia reafirma noble y fielmente su Credo, pe- 53

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