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sotos, teólogos, investigadores se esfuerzan por llegar a una síntesis doctrinal con singular auda– cia, pero dejan siempre una puerta abierta a la disputa y a la revisión: "salvo mejor opinión ... ". 2. Un carácter firme para abrirse paso ante las difi– cultades inevitables en toda labor de "avanzadi– diila". Ante las críticas es muy fácil echarlo todo por la borda para no comprometerse y ser tilda– do de "sospechoso" o "peligroso". 3. Una gran prudencia pedagógica para no crear turbación o confusionismo en ia opinión pública. Hay cosas que se pueden presentar de un modo crudo y descarnado a los ci.entíficos o especia– listas a través de un "simposio" o en una revis– ta de alta investigación, pero que causarían sor– presa y hasta escándalo en un público sin forma– ción. 4. Un gran sentido de Iglesia para acatar con leal– tad sus consignas, sus orientaciones y sus deci– siones. 5. En cuanto a ta forma, los hombres de vanguardia han de ser sumamente respetuosos con las per– sonas y las instituciones. La crítica amarga y destructiva, la "contestación" insultante y otros procedimientos menos limpios deben dejar lugar a la "crítica" positiva, a la comprensión carita– tiva y a la justa valoración de las personas, de los hechos y de las instituciones. Con estas condiciones, los hombres de vanguar– dia trabajan eficazmente por la reconstrucción de un mundo nuevo y se convierten en protagonistas bene– méritos de la verdadera renovación. 16

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