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--'1a opos1c1on a celebrar misas valederas para los domingos y festivos en la víspera correspondiente, -cierta alergia a la celebración de misas vesperti– nas, -la simultaneización de actos piadosos con la ce– lebración de la misa, -el cumplimiento a rajatabla del antiguo ayuno eu– carístico, -el recelo a una participación del pueblo en el des– arrollo de las ceremOnias litúrgicas y, de un modo especial, en la misa y -de un modo más especial aún- de las mujeres, -cierta resistencia, expresada de los modos más diversos, a comulgar de pie si no media una auto– rización, expresa de la jerarquía, -otras nimiedades que limitan con el escrúpulo y el infantilismo ... Con todo, es en el sector progresista donde se han da– do -y se siguen dando- los fenómenos más curiosos, casi increíbles por su temeridad y por su total anar– quía. 1. Se han desmantelado las iglesias de todo tipo de imágenes con el pretexto de que distraen la atención hacia lo fundamental que es el Sagra– rio. El culto a las imágenes se parece mucho a la superstición -dicen- y es intolerable que durante la celebración de la Eucaristía se permi– tan oraciones y novenas a los santos. En los sectores más avanzados no queda ya ni el Sagrario. Lo importante es la presencia real en la consagración sobre el altar y la comunión de los fieles. La consagración es, al mismo tiempo, 135

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