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4. El canto gregoriano, de innegable calidad estéti– ca y de. profundidad religiosa pero que no dice nada al pueblo. El pueblo canta espontáneamen– te cuando celebra un acontecimiento en familia porque se siente a gusto cantando. Pero canta canci0nes populares porque las entiende y le gustan. Si David cantó salmos e himnos acompañándose del arpa, que era el instrumento musical que co– nocía, lo normal es que el creyente de hoy can– te acompañado de la guitarra, de la bandurria o de la pandereta. · 5. Ciertos pasajes del Antiguo Testamento que tu– vieron su sentido en un contexto histórico pero que hoy -a distancia de siglos- resulta □ in– comprensibles y, desde el punto de vista cristia– no, poco convincentes. Resulta un poco cómico el cantar a coro las batallas de los israelitas en una época que se caracteriza por el pacifismo, como la nuestra. Y ¿qué decir con el Evangelio en la mano de los sentimientos bélicos, de las expansiones instinti– vas de rencor, de revanchismo y de odio que nos brinda el salmista? Resulta un poco incómodo en un encuentro con Dios tener que situarse en lugar de otro y poner sordina a sus expresiones para que se convier– tan en oración correcta y ortodoxa. 6. La misa fue perdiendo paulatinamente su carác– ter de asamblea y la Eucaristía de banquete del Pueblo de Dios. Y hay que recuperar este senti– do substancial con preferencia a otros que dio 133

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