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RENOVACION LITURGICA . Hay que confesar honradamente que se ha traba– jado con intensidad en esta materia, a la que el Con– cilio atribuye -como era lógico esperar- una excep– cional importancia. Con las nuevas normas de la misa se ha dado un paso gigantesco hacia la mejor comprensión y la ma– yor participación del pueblo fiel en la liturgia. Han cambiado muchas cosas y, generalmente, con resulta– dos positivos: el pueblo reza a Dios en su propia len– gua, participa activamente como pueblo de Dios, me– diante las aclamaciones, las lecturas, la presentación de las ofrendas, los salmos responsoriales, el abrazo de la paz. Se puede decir que la renovación litúrgica ha responsabilizado al pueblo para que viva más in– tensamente "los sagrados misterios". La liturgia de la palabra ha cobrado un relieve es– pecial con la predicación de la homilía dentro de la misa. El pueblo devoto puede conocer mejor la Sagra– da Escritura que se le ofrece a diario en la "Lección continua". De este modo, !a renovación busca su en– tronque en un conocimiento directo de la Biblia, lo que garantiza una piedad sólida y comunitaria. El esfuerzo de la Iglesia ha sido ingente. Las co– misiones han dedicado jornadas intensivas a la reno– vación litúrgica. Se han reformado y renovado el Bre– viario y el Misal Romano. Se ha reformado la liturgia sacramental con un sano criterio pastoral que el pue– blo, en general, ha recibido con alegría y entusiasmo. 124

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