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man y ocultan el mensaje cristiano en todo su vi– gor. La renovación de la teología se orienta más hacia la vida con una impostación deliberadamente pas– toral. Intenta más la vivencia personal y la forma– ción de actitudes evangélicas que la apología o la denuncia de los herejes. Más que postura a la de– fensiva contra el error quiere ser una rampa de lanzamiento hacia la convicción personal y hacia la vivencia comunitaria de la fe. Más que sistema especulativo y defensa de verdades es proclama– ción profética de hechos de salvación. Por este camino se desemboca por pura lógica en una teología de realidades temporales. La teolo– gía tiene que incidir en la vida, iluminando desde la fe, toda la amplia problemática existencial. Nos encontramos con una teología política y, más en concreto, con una teología de la "liberación", na– cida de la vida misma al contacto con los proble– mas tercer-mundistas. La teología actual se está enriqueciendo gracias a la aportación de la panteología, del progreso de la investigación histórica y de los nuevos descu– brimientos de textos y documentos en las moder– nas excavaciones científicas. En otra dirección, una teología seria no puede prescindir de la sociología, de la antropología y hasta de la parasicología. La medicina misma -sobre todo la medicina sicosomática- puede proporcionar muchos elementos de juicio a la ho– ra de valorar temas tan delicados como el mila– gro, etc. El talante democrático -uno de los más claros 115

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