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114 La renovac1on teológica va cada vez más hacia una iluminación, desde la perspectiva de la fe, de todos los ámbitos del quehacer humano, en un esfuerzo colosal por "teologizar" todos los espa– cios de la existencia. Como resultado de esta in– mersión en lo existencial han nacido numerosos y notables estudios: "Teología... del trabajo, de las realidades temporales, del tiempo libre y del ocio, de la historia, del deporte". Una tarea in– aplazable que se va cumpliendo por etapas y que responde a una idea central de inmensa proyec– ción: todo lo humano es susceptible de un encua– dramiento de valor religioso. Sin olvidar las eter– nas cuestiones del dolor, la enfermedad, la muer– te y lo eterno, que alcanzan su plenitud de signi– ficado "desde Dios". En esta labor renovadora se intenta purificar el mensaje de toda adherencia espúrea que no re– sista el examen frontal de la crítica. La crítica constructiva ha cargado sobre sus hombros una labor compleja y difícil pero necesaria: desmitifi– car, desmitologizar y desenfeudar el mensaje de todo lo que es inauténtico y que deforma aspectos fundamentales del depósito revelado. La crítica desempeña un papel de crisol purifica– dor para llegar al original puro, sin mixtificaciones y sin ocultaciones. La Iglesia se enriquece al pa– so del tiempo con lo que aporta cada cultura de valioso y permanente, pero tiene que "raspar" los revoques de mal gusto. Como se raspan las pare– des del templo del "encalado" que oculta obras de gran mérito artístico, así hay que raspar las aportaciones teológicas que ensombrecen, defor-

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