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Los tribunales le absuelven, pero ¡cuánta amar– gura y cuánta sangre se escaparía por sus lla– gas de bienaventurado hasta el esclarecimiento de la verdad! 7. Es una santa mujer, sorprendida en el baño por espías infames y acusada de relaciones sexuales con un joven imaginario. No le queda más alter– nativa que consentir a los planes malvados de los viejos o quedar deshonrada por una calumnia de adulterio. Y prefiere morir apedreada a come– ter una deshonra. Cierto que llegó el hombre de Dios para desen– mascarar a los viejos lascivos, pero ¡cuántas ve– ces no ha llegado el hombre de Dios y han sido condenadas mujeres inocentes! 8. Se trata de un funcionario leal y competente que goza de la confianza del jefe y de la casa. Un día cualquiera nota que ya no lo miran ni lo tratan como antes. Un compañero envidioso lo ha calumniado para ocupar su puesto. En aígunos casos se ha descubierto la falsedad. Pero mientras, ¿quién puede pesar la tristeza y el disgusto moral del difamado? 9. Hay un recurso muy socorrido que usan con sin– gular habilidad los traficantes del honor ajeno: -"Lo dice todo el mundo". Todo el mundo es, con frecuencia, el autor del bulo. 1O. El hombre bueno actúa espontáneamente, con ·cordialidad y confianza, abriendo su alma a la amistad y a la confidencia. 105

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