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responsable y "difícil", y no ha dado en su vi– da un mal paso. Es estimada y querida por to– dos... hasta que un mal día empiezan a correr ciertos rumores. "No, nada concreto, pero se dice... ". Nada concreto, pero la joven pasa ratos amargos y llora inconsolable su desgracia. El "rumor" en materia grave es intrínsecamente grave y lleva consigo la obligación grave de res– tituir la fama. 2. El profesional de la calumnia vierte el veneno mortal de la insinuación, la reticencia y la duda sobre una persona honorable. Es el caso "litera– rio" del infame Yago que primero insinúa que la mujer es joven y hermosa para denunciar luego abiertamente que es frívola e infiel. Y es el caso real de muchas esposas y esposos que han sido calumniados en la vida real. Como dice Bernhard Haring en La Ley de Cristo: "Hay modos de expresarse que son más in– famantes que la clara manifestación de la rea– lidad: "¡Líbreme Dios de querer disminuir su honor!... ¡Si yo les pudiara contar a ustedes una partecita siquiera de lo que sé ...!" Por fortuna, muchas personas no toman en serio tales declaraciones". Pero, por desgracia, hay otras muchas personas que no sólo las toman en serio, sino que las ai– rean en la plaza pública de reuniones, tertulias y amistades. 3. Los profesionales del cotilleo no se contentan 103

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