BCCCAP00000000000000000000726
mismo. En el fondo, el "mito" de la libertad se Viene abajo estruendosamente porque olvida una verdad de base que se impone desde los primeros contactos con el hombre: la naturaleza humana ha sido herida por el pecado, con lo que la libertad ha sido "tocada" en sus puntos más sensibles. El hombre que quiere actuar con dignidad no puede abandonarse a presiones instin– tivas porque se esclaviza. Por eso, el cristiano no se asusta ante la parado– ja de las proclamaciones de la libertad en un contexto de vergonzosas servidumbres. El hombre tiene que lu– char a brazo partido contra todas las circunstancias alienantes que lo esclavizan, sin olvidar que el verda– dero foco desintegrador se encuentra en sí mismo. La coacción externa puede poner trabas al ejercicio de sus libertades, pero mientras el hombre se enseñoree de su propia intimidad -sin hacer caso a las presio– nes, venciendo los obstáculos y sobreponiéndose a los instintos- es verdaderamente libre. La apuesta de'! cristiano por la libertad no se fun– da, pues, en una vaga y difusa confianza en la bondad total del hombre, desmentida con demasiada frecuen– cia por los hechos. La libertad se presenta como el fru– to sazonado de una lucha, como algo que se está cons– truyendo y reedificando a cada instante, como una op– ción de lento y periclitado proceso. Se habla de la rec– ta formación de la libertad siguiendo unas clases in– tensivas de desprendimiento de sí mismo, de negación de sí mismo, de negación de los egoísmos empobrece– dores, de poda y de maduración. Y se insiste por con– vicción y por sano realismo en la necesidad de la gra– cia para conseguir la verdadera libertad. La lucha, la disciplina de las pasiones y el control 98
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz