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Entre la "multitud incontable" de los elegidos ha– bía gente de todo pueblo y nación, que es decir, de todas las razas y culturas, de todas las extracciones sociales, de todos los momentos de la historia. Por eso damos una amplia panorámica del plu– ralismo como punto de partida, como clave expresiva, como clima ideológico y vivencia! del "Compromiso con el Evangelio". Desde la cima del pluralismo -abierta el alma a todos los horizontes- se advierte gozosamente que todos los caminos que surcan el paisaje de los hom– bres honestos llevan a Dios. Quien circula por la vida con Cristo al volante, con el código del Evangelio como orientación y nor– ma, queda gratamente sorprendido de la multitud de formas en que se puede servir a Dios. En definitiva, todos los caminos conducen a Dios mientras no lleven el disco rojo de la prohibición. Esto explica el fenómeno de ía santidad a todos los niveles, en todas las edades, en todas las culturas, en todas las zonas del "mapamundi". En los lugares más insospechados, en los ambientes más diversos, en las condiciones más divergentes "denuncia" el Se– ñor una mina de santidad que, a corto o largo plazo, resulta siempre rentable. La vida de los santos es un despliegue en abanico de la sensibiiidad, de la imagi– nación, del pensamiento y del corazón humanos a la búsqueda de Dios. El desfile de los santos es el mejor monumento vivo a la pluriformida.d. En efecto, entre la muchedumbre inmensa que nadie podría contar nos encontramos con niños, hom– bres maduros y ancianos venerables; con intelectuales e ignorantes; con ricos y pobres; con representantes 8