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de millones de dólares, y que, al romperse, sangran reóstatcs y aún retienen algo de alma en su «caja negra». Doctores en Divinidad, en Dios expertos, os sume el orbe periodístico que brinda lo efímero y profano. Y os consuela decir: «¡Buenos días!, :1ermanos, y ¡mejores eternidades!» Tengo oficio de amor, y gracias administro, dispensando misterios más altos y pro:undos que mi suerte y santidad supuestas. Amor ritual morir no puede, y es Dios quien me bendice y triunfa y, a su manera, en mí se felicita. Fraternos sacercotes, arquitectos de las piedras claves de los dogmas, lucháis como Jacob, con el Señor Yavé hasta el alba, urgiendo el inve:icible Nombre. Valientes al rasgar velos de Isis, y desvelar apocalipsis, hasta alcanzar la escala. 35