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El Estipendio la Misa DOCTRINA PROTESTANTE Los sacerdotes de la Iglesia Ro, mana, al cobrar dinero p o r la M i s a cometen una mercancía detestable e in– curren en el pe– cado de Simón Mago. LA BIBLIA 1) "El operario merece su alimento (San Ma– teo, X, 10). - "El operario merece· su salario (San Lucas, X, 7). · 2) "¿No sabéis que los que desempeñan las funciones sagradas viven del templo, y que los que sirven al altar participan del altar? Asimis– mo también el, Señor ha ordenado a los que anun- cian el Evangelio, que vivan del Evangelio (li:l, Corintios, IX, 13, 14). Consecuencia.-El exigir los sacerdotes a los fieles estipendio por sus servicios religiosos es de derecho divino. OBSERVACIONES · El pecado de Simón Mago consistió en querer comprar a los Após– toles la potestad de dar el Espíritu Santo (Hechos, VII, 18-20). Y llámase si1rwnía el exigir, o recibir, algo como precio de una obra espiritual, v. gr.: la celebración de ia Santa Misa, la administración de los Sacramentos... lo cual está ciertam_ente prohibido por N11estro Señor Jesucristo, quien dijo a los Apóstoles refiriéndose a la¡:¡ gra– cias sobrenaturales que les había concedido: "Habéis recibido gra• tuitamente, dad gratuitamente" (San Mateo, X, 8). 1 Pero no es en manera alguna simonía, sino que es perfectamente lícito al sacerdote el recibir y aun el exigir algo a manera de estipen– dio para su honesta sustentación por los servicios religiosos que hace a los fieles. Es muy justo que quien trabaja para la utilidad espiri– tual de otros reciba y aun exija,· de ellos el sustento corporal. Fué voluntad del Salvador que los ministros del Evangelio vivieran de– las oblaciones de los fieles a imitación suya (San Lucas, VIII, 1-3). Y el Apóstol San Pablo demuestra extensamente el derecho de los ministros del Evangelio a exigir de los fieles la cóngrua manuten– ción y el deber de éstos de darla (H Corintios, IX, 4-14; H Timo- teo, V, 17). · De lo dicho se deduce clarameú.te que los estipendios u honora– rios de las Misas, no son compra-venta del Santo Sacrificio. El aran– cel de cada diócesis no señala pago por la Misa, sino la limosna u ofrenda que el sacerdote debe recibir de los fieles para su honesta sustentación. En cuanto a la diferencia de estipendios para Misas cantadas o solemnes, debe tenerse en cuenta el mayor trabajo del sacerdote, la mayor solemnidad externa, los gastos extraordinarios que 9casionan,

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