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LA VIDA SOBRENATURAL DE LA IGLESIA 89 es preciso que haya en la Iglesia sacerdotes ministros de Cristo, que ofrezcan al sacrificio en lugar suyo. Siendo, pues, falsa~)as premi– sas, no puede ser sino falsa la consecuencia. Añadiremos a lo dicho que, no solamente no obsta a la unidad del sacerdocio de Cristo el que haya sacerdotes, ministros suyos, que ofrezcan el sacrificio eucarístico en su lugar, sino que se requiere que los haya en gran número .por razón de la gran multitud de fieles extendidos por toda la redondez de la tie{ra. La preser:cfa del sacei;– dote les facPita la asistencia a la oblación del Santo Sacrificio y la participación de sus inestimables frutos. Objeción 3f!,-Dijo el Señor: a la Samaritana: Mujer, créeme, 'üie· ne la hora en que ni' en ese monte, ni en Jerusalén adoraréis al Pa• dre... Dios es espíritu, y los que le adoran, deben adorarle en espí• ritu y en verdad" (San Juan, IV, 21-24). Según esto, Jesucristo qui– so que en la Iglesia hubiera solamente sacrificios espirituales; luego no instUuyó sacrificio alguno externo. \ Respuesta.-De estas palabras del Salvador se deduce que los sa• crifÍCios materiales de la Ley antigua -acerca de los cuales le pre– guntaba la Samaritana- debían ser abolidos; pero no que hubiera de cesar en la tierra todo sacrificio externo. El Maestro divino no ' habla a su interlocutora del sacrificio que instituirá la víspera de su muerte, porque esta revelación hatiría, sido entonces prematura no estando preparada la Samaritana para recibirla. Y por esto se con– creta Jesús a inculcarle la adoración interio1; a la que va ordenado todo sacrificio y que tanto ,descuidaban así los judíos como los sa– maritanos. Por otra parte, el sacrificio de la Misa, no por ser externo, deJa de ser todo espiritual, todo divino. Las mismas especies sacramen– tales, lejos de ser un obstáculo al espíritu y a la verdad, ayudan .ad· mirablemente a la adoración y unión del alma con Dios, pues son una señal que nos atestigua la presencia real de Jesucristo en el al– tar, aunque oculto a los ojos de la carne. D'ios, pues,· es adorado en este sacrificio por los verdaderos adoradore§ en espíritu y.en verdad. Objeción 4~-Todo sacrificio debe ser ofrecido solamente a Dios. ¿Por qué los católicos ofrecen él sacrificio de la Misa a la Virgen y a los santos? Respuesta.-A la verdad, el sacrificio ha sido siempre y es el acto principal del culto de latría, o sea de absoluta adoración que se tl'.'ibuta solamente a Dios. Por consiguiente, la Misa -que es verdad,e– ro sacrificio- solamente a Dios puede ofrecerse. Quien en la Misa se ofrece, se hm;nilla, se sacrifica, es Jesucristo, y sólo Dios puede ser digno de tan sublime y divino homenaje. Según esto, ¿en qué sentido se dice que la Misa se ofrece a la Santísima Virgen y a· los Santos?... Esta expresión significa que ofrecemos a, Dios aquella Misa en memor'ia de la Virgen o de aquel Santo a quien hacemo¡, mención, es decir: en acción de gracias por los beneficios que Dios les hizo, y ,ii'ara que la Virgen y el Santo de

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