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LA VIDA SOBRENATUR,AL DE LA IGLESIA 75 sentido literal: "Quien comerá este pan, o beberá el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor" (1 Co– rintios, XI, 27). Esto sería imposible si el cuerpo y la sangre de Je– sús no estuviesen realmente presentes en la Eucaristía, porque no ·e,s posible maltratar o herir a alguien si no está· presente. 3¡¡,_La intrpretación figurada de los protestantes es opuesta al carácter de Jesucristo.-Jesús es la misma sencilletz, la misma since– ridad: Y esta sinceridad y sencillez, las habría perdido en la víspera de ,su muerte? ¿Quién jamás al borde de la tur:iba se permite un len- ,guaje capcioso y ambiguo? · Oprimido el hombre en aqueEa hora por el amor de los que deja ,en este mundo, siente la necesidad de hablar clara y sinceramente. Y si esto hace.todo hombre cuerdo, ¿cuánto más debía hacerlo el Sal– vador, padre de una familia innumerable e imperecedera, cuya paz depende en gran parte de la unidad de doctrina, y cuya unidad de doctrina depende de la claridad de sus palabras, de las últimas, ,sobre todo, que s.e miran COf\lO testamento? De ahí que Jesucristo usara en aquella noche eternamente me· .rnorable un lenguaje clarísimo: Y tanto es así, que los Apóstoles, .acostumbrados al lenguaje parabólico con que solía explicar su doc– trina, hubieron de notar la claridad y llaneza de sus palabras en ,aquellos momentos solemnes. "He aq_uí que hablas claramente y sin :servirte ele alguna fi.gura. Ahora vemos que sabes todas las cosas y no hay necesidad de que nadie te pregunte" (San Juan, XVI, 29-30;. Y ¿aún ha'brá quién pretenda que Jesús, al decir: "Este es mi -cuerpo; ésta es mi i,;angre, haced esto en me:::noria de Mí", hablaba en sentido simbólico y figurado? ¿No 'sería injuriar su memoria? 4¡¡,_Si las palabras de Jesucristo no expresan una realidad, debe- . remos dit.dar de todas las verdades que nos enseña el Evangelio; pues ,en ninguna de sus páginas hallaremos otra afirmación tan explícita, tan terminante como ésta: "Mi cuerpo es verdadera comida". "El pan que yo os daré es mi carne por la vida del mundo". "Este es mi ceuerpo". Cuando el Evangelio dice: "El 'Verbo se hizo carne" (San Juan, l-14); y cuando Jesucristo afirma: "Mi Padre y yo somos uno" (San .Juan, X, 30), sus palabras no son más claras y categóricas que aqué– llas. ¿Por qué razón deberíamos entender las unas en sentido literal y las otras en sentido figurado? ¿Se dirá tal vez que encierran un imposible? Si Jesucristo cam– bió el agua en vino en Caná (San Juan, II, 7°9), si mu!tiplicó los pa• nes en el desierto (San Juan, VI, 11), ¿no puede igualmente conver– tir el pan en su sagrado cuerpo? Negar ésta posibilidad es negar su divinidad. Si, por virtud del calor natural, el pan se convierte en nues• tra carne, ¿qué dificultad hay en que, por virtud divina, se convier– ta en el cuerpo de .Jesucristo? 5~-Si las palabras de Jesucristo debieran entenderse en sentido figurado, como pretende el protestantismo, entonces Jesucristo no se·

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