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74 EL PROTESTANTISMO ANTE LA BIBLIA Nicodemo le dijo: "¿Cómo un hombre, cuando es ya viejo, puede na– cer? ¿Por ventura puede volver al seno de su madre, y nacer otra vez?" Jesús le explica inmediatamente la verdadera significación: "En verdad, en verdad te digo que nadie si no renace del agua y del Espíritu (Santo) puede entrar en el reino de Dios" (San Juan, III, 3-5). Mas cuando sus palabras eran rectamente entendidas en su sen– tido literal y esta recta interpretación daba lugar a murmuraciones y objeciones, era costumbre de Jesucristo sostener su afirmación y repetir otra vez sus palabras. Así, Jesús dijo al paralítico: "Hijo mío, ten confianza, tus pecados te son· perdonados". Los escribas, enten– diendo las palabras del Salvador en su sentido literal, murmuraban diciendo: "Este hombre blasfema". Jesús entonces ratifica su afirma– ción: "¿Qué cosa es más fácil decir: perdonados te son tus pecados; o decir: levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo de! Hom– bre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados (dice al parlítico): "levántate, toma tu cama y ve a tu casa" (San Mateo, IX, 2, 7). Otro ejemplo: "Abraham vuestro padre se estremeció ele gozo porque debía ver mi día; lo vió y se gotó". Los judíos entendie– ron que afirmaba haber vivido en tiempo de Abraham. Jesús reitera su afirmación: "En verdad, en verdad os digo que antes que Al)ra– ham fuese, yo soy" (San Juan, VIII, 56-58). Ahora bien: el Evangelio hace notar que los judíos entienden ~as palaJJras ele Jesús, arriba citaclas, en senticlo literal, y se escanclaliz:m y murmuran. Ofrecen a Jesús ocasión para rectificar. Mas Jesús no rectifica; no les dice: Me habéis entendido mal, os habl::ibé1 en sen– tido figurado... sino que repite una y otra vez que su cuerpo es vercla– dera comida y que comer su carne es un precepto, una condición in– dispensable para conseguir la vida eterna. "En verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su saagre, no tendréis la vida en vosotros" (San Juan, VI, 53). Compárese este tex– to con el verso 16 del capítulo XVI de San Marcos: "El que creerá y será bautizado, será salvo; el que no creerá, será condenado". 2r'/,-Los Apóstoles entendieron en senticlo literal estos palabras clel Señor.-Por esto las refieren sencillamente, sin explicación a~gu– na; siendo así que otras veces ponen tanto cuidado en advertir que Jesús hablaba en sentido figurado. "Jesús les dijo: "Guardaos con cuidado de la levadura de los fariseos y de los saduceos... ¿Cómo es que no entendéis que no hablaba del pan cuando os elije: guardaos de la levadui·a de :os fariseos y saduceos?" Entonces entendieron que les había dicho que se guardasen no de la levadura que se pone en el pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos" (San Mateo, XVI, G-12). "Jesús les respondió: Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaro1:i: En cuarenta y seis años fué edi– ficado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas El hablaba del templo de su cuerpo" (San Juañ, II, 19-20). ¿No es, pues, muy razonable suponer que los autores de los Evan– gelios nos hubieran dado alguna explicación, sf las palabras de Jesús hubieran tenido un sentido figurado? ... Por lo que se refiere a San Pablo, es más que evidente que entiende las palabras de Jesús en

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