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70 EL PROTESTANTISM.O ANTE LA BIBLIA El Apóstol manifiesta claramente su pensamiento en estas pala– bras, que son una brevísima síntesis de la doctrina católica sobre la justificación: "En Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor alguno, sino la fe que obra por la caridad" (Gálatas,. V, 6). San Pablo enseña aquí dos verdades: 1~, las obras son insufi– cientes sin la fe; 2::)-, la fe es insuficiente sin las obras. Para justificarnos ante Dios, es decir, para participar de los fru tos de la Redención, es preciso ante todo la fe; la honradez natural· no basta. Mas para que la fe nos justifique debe ir inseparablemen– te unida a la caridad, o amor de Dios, cuya propiedad es manifes– tarse en obras. Separar la fe ele la caridad y de las obras, que son su rn.anifestación, es oponerse a la doctrina del Apóstol de los gentiles.. ABSURDOS DE LA DOCTRINA PROTESTANTE Primero.-Es la destrucción ae tocw orden moral. Porque si aun predicando la Iglesia la necesidad de observar la ley ele Dios para· salvarnos, muchísimos no lá observan, ;qué sería si todos los hom• bres se persuadieran ele que las buenas obras no son necesarias para la salvación, y que la fe sola basta? Y ¿qué sería, sobre todo, si se persuadieran ele que la ley de Dios– es imposible ele cumplirse? ... Pues esta es la doctrina de algunas sec• tas protestantes. Léase el siguiente párrafo publicado en el Defensor de la Verdad, órgano de la Iglesia Metodista Episcopal ele Panamá: "El Protestantismo es el que, conociendo el plan divino ordenado por Dios para salvar la humanidad perdida, se ha tomado la tarea de ~le, var a todas las naciones el mensaje del amor de Dios expresado en el hecho portentoso de haber enviado a su Hijo Unigénito Nuestro Señor Jesucristo al mundo PARA QUE CUMPLIERA EN LUGAR DEL PECADOR LA LEY QUE ESTE JAMAS PUD'O NI PUEDE GUARDAR" (número 10; julio 24 de 1921). ¡Cuánto más racional y moralizadora es la doctrina católica según la cual el cristiano puede· y debe guardar la Ley de Dios con el auxilio de la gracia que Jesús nos mereció y concede siempre al que se la pide! (San Juan, XIV, 14). Segundo.-Es una contradicción manifiesta, pues por una parte· enseñan los protestantes que Jesucristo ya lo hizo todo, que basta la fe en Cristo para salvarse; y por otra aconsejan a los cristianos evan gé!icos que hagan oración, que lean la Biblia, que asistan al culto... Cualquiera, por sencillo que sea, les puede contestar: "¿Pues no de– cís vosotros que la fe sola, sin las obras, basta para salvarse? ¿Para. qué he de molestarme en asistir a culto alguno? ..."
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