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60 EL PROTESTANTIS1v!O ANTE LA BIBLIA todos los jefes espirituales (así :superiores como inferiores) puestos por los Apóstoles al frente de las iglesias; 3~, el episcopado y el pres– biterado son en realidad un mismo Sacramento, con la diferencia de que el Qbispo lo ha recibido en toda S'll vlenitud y, además, es e! supe- 1·ior jerárquico de la Iglesia particular, o Diócesis, que le es asignada. En la 01·denación ele Timoteo por San Pablo (1'> Timoteo, IV, 14; 2~ Timoteo I, 6), hallamos los elementos esenciales del Sacramento del Orden: 19, Ministro: el Apóstol con el concurso del colegio pres– biteral de Efeso; 29, signo sensible, o rito exterior: la imposición de las manos: :w, la gracia interior de que le habla el Apóstol. Esta gra– cia interior, permanente en cuanto se identifica con el carácter y po– der sacerdotal, es fuente ele otras gracias llamadas de estado, y éstas son susceptibles de aumento o disminución. En este sentido hab!a San Pablo a su discípulo. San Timoteo había recibido el sacramento del Orden en toda su plenitud (el episcopado), pues tenía el poder de imponer las manos a otros (1 Timoteo V, 22). III.-OB.JECIONES PROTESTANTES.-Objeción llJ.; Por el Bau– tismo todos los cristianos son sacerdotes, pues a todos los fieles de 'Cristo fueron dichas estas palabras de San Pedro: "Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real'' (1~ Pedro, II, 9). Respnesta.-Para demostrar la falsedad de esta doctrina protes– tante es preciso distinguir -conforme a la doctrina de la Biblia- en– tre sacerdocio interior y sacerdocio exterior, u oficial. Por lo que toca al sacerdocio interior, todos los fíeles, sin excepción, participan de é~ por el Bautismo, y en este sentido pueden ser llamados sacerdotes, porque todos están ob!igados por el Bautismo a ofrecer a Dios sacri– ficios interiores y espirituales de fe, de esperanza, de caridad, de ora– ción, de mortificación... A este sacerdocio interior se refería San Pe– dro al Hamar a los cristianos sacerdocio real (ele reyes) (1). Y que éste, y no otro, sea el verdadero sentido de estas palabras, lo confir– ma el verso 5 que precede: "Vosotros mismos, como piedras vivas entráis en la estructura del edificio para formar un templo espiri– tua~, un ;-;aeerclocio santo, para ofrecer ,sacrificios espirituales agra– dables a Dios por .Jesucristo". En el mismo sentido habla el Apóstol San Pablo /Romanos, XII, 1): "Hennanos míos, os exhorto a que ofre>zcáis vuestros cuerpos como una hostia viva, santa, agradable a Dios; este es· el culto espiritual que le debéis". Ahora bien, como .Jesucristo, aclemás del sacrificio interior, orde· nó también otro exterior, que es el Sacrificio en e! propio y estricto sentido (2), también estableció un sac,erdocio etclerior y visible dis, tinto del interior ele los fieles, para que ofrezca al Señor el Sacrificio propio de la Nueva Alianza. Y solamente el que está en posesión ele l.-lEI Señor había dicho a su pueblo escogido por medio de Moisés: "Vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes .y una nación santa" (Exodo, XIX, 6). Sin cmbar. go escogió 1 <'ntrc- este mismo pueblo, a Aarón y sus hijos para ejercer las funciones del sacerdocio (Exodo, XXVIII. 1). San Pedro, en el texto aducido. hace alusión a las pa!Jbras del Señor a su pueblo, 2.-Habl.iremos extensamente del Sacrificio del Nuevo Testamento en el copítulo siguiente.

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