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EL GOBIERNO DE LA IGLESIA 59' el complemento y la perfección de la religión del Antiguo Testa- mento? · He ahí, pues, a! simple buen sentido de acuerdo con la Iglesia al enseñar ésta que Jesucristo estableció verdadel'amente un sacerdo– cio propio, oficial; y que no dió a cada ·,1110 de los fieles, sin distin– ción, el poder espiritual sino solamente a. algunos escogidos Uamado:;. por Dios como Aarón (Hebreos, V, 4). II.-Nuestro Señor Jesucristo instituyó el sacerdocio cristiano, cuando dió a sus Apóstoles el poder de ofrecer el santo sacrificio de su Cu~rpo y de su Sangre: "Este es mi cuerpo, esta es mi san..gre;· haced 'esto en memoria de mí" (San Lucas, XXII, 19, 20; San Pab!o,. llJ, Corintios, XI, 23-25). Más tarde les confl.rió el poder de perdonar los pecados: ''Recibid rel Espíritii Santo. A los que perdonaréis los pecados, les serán perdonados y· a los que se los retendréis les se– rán retenidos" (San Juan, XX, 23). La misión de predicar la recibie– ron cuando les dijo: "Id por el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (San Marcos, XVI, 15). Este sacerdocio oficia! del Nuevo Testamento establecido por Je– sucristo en las personas de sus Apóstoles, no podía cesar en manera alguna con la muerte de ellos, porque Jesucristo instituyó los medios de salvación, no solamente para los tiempos apostólicos, sino para: todos los tiempos, hasta la consumación de los siglos. Según este principio innegable, el sacerdocio debía durar hasta el fin del mundo; por lo cual, al morir los Apóstoles, debían reempla– zarlos sus legítimos sucesores en el oficio sacerdotal. Este oficio y poder sacerdotal· es entregado por medio del sacra– mento del Orden -como :o ll:;ima la Iglesia- al cual hacen referen– cia los textos de la Biblia arriba citados (Nos. 2, 3, 4, 5). De aquellos textos se deduce evidentemente la existencia de un sacramento pa-· ra conferir el poder sacerdotal. "Sacramento" es un signo sensible instituído por Jesucristo pa– ra conferir la gracia a las almas. La gracia es un dón, o un auxilio,. sobrenatural, que Dios nos da por los méritos de Cristo en orden a nuestra santificación y para facilitarnos el cumplimiento de los de– beres de nuestro estado. Son esenciales a todo sacramento tres cosas; signo externo, gra-· cia co.nferida por medio de este· sígno, y ministro. El signo externo del Sacramento del Orden es la imposición de las manos. La gracia. conferida por este signo externo, es el triple poder de ofrecer el San– to Sacrificio del Cuerpo y Sangre dé Jesucristo, de perdonar y rete– ner los pecados y de predicar el Evangelio a;toda criatura. El minis– tro de este Sacramento es el Obispo, cuyos oficios (según los textos bíblicos arriba citados, Nos. 1, 5 y 6), son: apacentar la Iglesia de· Dios ,imponer las manos y establecer presbíteros en las ciudades. Es de advertir que en los escritos apostólicos se usan a veces si– nónimamente estos dos términos griegos: Epíscopos (inspector) y Presbytérous (anciano). He aquí las razones: 1~, la terminologíé1 ja– rárquica aun no había sido fijada con precisión; 2:¡,, los nombres de Obispo y Presbítero -como ahora fa palabra Clero- eran comunes u.

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