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/ EL GOBIERNO DE LA IGLESIA 51 vertidos en AntioqUía fueran circuncidados, como deseaban los ju• díos: "¿Por qué ahora tentáis a Dios, imponiendo a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?" (He· chos, XV, 10). · Pero en el caso presente la cuestión versaba acerca de la opor– ·tUnidad de abolir definitivamente la !ey de Moisés. Porque aunque era una ley muerta, todavía creíanla viva, es decir, obligatoria, los que la observaban. El mismo San Pablo b'abía circuncidado a Timó· teo (Hechos, XVI, 3). Sin embargo, San Pablo tenía buenas razones para reprender a San Pedro, cuando éste, por temor de desagradar a los judíos conver– tidos, se apartó dt: los gentiles que no observaban la ley de Moisés:. En aquella ocasión era de más importancia no ofender a los creyen· tes gentiles que eran muchos, que no desagradar a los judíos conver– tidos que eran pocos y no tenían motivos razonables para escanda• ]izarse ·de. que aquéllos no siguieran sus observaciones legales. San Agustín, al ocuparse de esta cuestión, "alaba a Pablo por su entereza y a Pedro por su humildad" (Epístola 82, n. 27) (1). Objeción 4:c;t: Cristo fué pobre y humilde en extremo. ¿Por qué el Papa, qu,e pretende ser su Vicario, vive rodeado de riqueza, fausto y espléndor y se sienta en un trono como un soberano temporal? San Pedro 1J los· dem'ás Apóstoles jamás consintieron que el pueblo lo.~ adorase, ¿por qué el Papa permite que sus visitantes doblen ante él ta. rodilla 11 le besen la 1nano hincados? Respuesta.-Siendo la Iglesia una Sociedad perfecta, indepen– diente de ~os poderes políticos, y hallándose extepdida por toda la tierra, su Jefe supremo -el Papa-,- tiene que tratar como. igual y aun como superior con los Príncipes y Jefes temporales de los Estados. Por esta razónes muy conveniente que el Papa viva rodeado de cier– ta majestad y esplendor externo. Pero, personalmente, es pobrísimo .Y su vida privada es muy conforme con la simplicidad evangélica. La entrada triunfal de Jesús en Jerusal:én (San Mateo, XXI, 1-16), no estuvo en oposición con el carácter humilde y sencElo del Sal– vador. "Los palacios y museos del Vaticano no se ordenan precisamen– te a la como¡jidad personal del Papa; siúo se conservan como un tes– timonio público de la acción cultural que el Pontificado Romano ha ejercido en el mundo, la cual se olvidaría y au::i se negaría impune– mente si el Vaticano no guardara en su seno las más altas creaciones de las artes. Ese es el valor y el título legítimo de los PalaciÓs pon– tificios" (2). Por otra parte, si el Papa permite que se le tributen ciertas ma– nifestaciones de respeto y veneración, las recibe como hechas a Jesu- J-EJ lector hallará muy bien resueltas las dificultades de los modernos adversa– rios de la supremacía de Roma en la obra de Batiffol: Catholicisme et, Papauté (París, Lecoífrc. l 9 25). 2---Ruiz Amado, La Verdad desnuda en materia de Religión, p. 111 (Barcelona, 19Í8).

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