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OBSERVACIONES ACERCA DEL BAUTISMO 41 vaíses; el peligro ele derramarse y la repugnancia de algunas perno– nas en beber de un mismo cáliz. V.-LAS ME:DALLAS, ESCAPULARIOS, CORDONES DE SAN F'RANCISC0, etc.-Sabido es que el protestantismo, de aeuerdo con 1<1 moderna impiedad, considera comq superstición• el uso de estos objetos piadosos. Ello es debido a que no ,se han formado una idea verdadera de su significado. Cuál sea éste, c~aramente se deduce de las oraciones q·..ie usa la Jglesia al bendecirlos: "Señor Jesucristo, Salvador llel género hu– mano, bendice este hábito (escapulario) que tu siervo llevará devo– tainente por amor tuyo y por el de tu Santfaima Madre la Virgen Marfo, a fin de que, por intercesión de la misma, siendo defendido ·del enemigo maligno, persevere en tu gracia hasta la muerte" (Fór- 1nnla de la bendición del Escapulario clel Car1nen). "Oh Dios, que para redimir al siervo quisiste ql,\e tu Hijo fuese .atado por máno de los impíos, bendice, te rogamos, este cíngulo, y haz que tu siervo que ciñe este cordón de pen'.tencia, .recuerde per· petuamente las ataduras de Nuestro Señor Jesucristo y se reconozca para siempre obligado a tu servicio" (Fórmula de la bendición del ,cordón de San Francisco). Como se ve, aquí no hay superstición ni cosa que se le parezca. Estos objetos piadosos no son otra cosa que un símbolo sagrado de nuestro amor al'I)ivino Redentor y a su Santísima Madré y de nues- . trn confianza en su protección. El cristiano al ::-ecibir dichos objetos l}endecidos por la Iglesia, se con;ipromete a observar una vida ver– ctaderamente cristiana y se coloca bajo la especial protección de la Virgen y de los Santos (1). Ciertamente, esto no ~e halla en la Bibli&.; tampoco enseña la Iglesia que sea' necesario ,llevar algún escapulario o ceñirse algún ,cordón para salvarse. Sin embargo, de q1+e no sea necesario, no se ,deduce que sea inútil. Para pasar del Océano Atlántico al Pacífico no es necesario servirse del Canal de Panamá, ¿se dirá que el Canal -es inútil? Escarnecer estos objetos piadosos es desconocer, a un tiempo, la naturaleza de la Religión y la del hombre. El hombre no es un .angel, es decir, un espíritu puro; tiene un alma racional, pero ser• vida por los sentidos del cuerpo. De ahí que el hombre se sirva de símbolos para mani.festar los sentimientos de su espíritu; viste de gala en los días de fiesta y de luto en ,los días de dolor; siente ·el amigo necesidad de ofrecer al amigo una flor, un retrato en señal de amistad. J Cuando los soldados franc~ses iban a la frontera, al prmc1piar la gran guerra europea, el Sr. Obispo de Frejus fué a d_cspedirlos a fa. e~tación. y distrib':i~les unas m~d•– llas. Mes.es después. desde. un eren de hendos que se dmg1~ a N1za, un m1h~~r pregunto en aquella misma estación si se hallaba presente el Sr. Obispo. Co11ro le d1Jeron que no, rogó a uno de los presentes hiciera saber a Mrg, Guillibert. que debía la vi.da a la meda. Ji, que le regaló. Una bala enemiga Jo alcanzó en mitad del pecho, pero haciendo de <orna la medalla. el proyectil se le desvió roZ'ándole el hombro de pasada. Y el soldado enseñaba gozoso y agradecido una medalla retorcida por la fuerza del choque.- (Semana Re/iqieim de Frejus; 17 de octubre de 1914).
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