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OBSERVACIONES ACERCA DEL BAUTISMO 39 Ciertamente, la privación de la visión beatífica es de hecho una pena para los que se ven excluídos de ella. Sin embargo, el angélico Doctor Santo Tomás hace notar que hay gran diferencia entre el efecto que debe producir en· 1os niños muertos sin Bautismo antes del uso de razón la privación de la visión beatífica y el que causa a los condenados. En éstos :hubo conocimiento de e!la y tuvieron libre albedrío, con el cual, ayudados de la gracia, pudieron merecer la vi– da eterna; aquéllos ni tuvieron conocimiento de ella, ni pudieron me– recerla, pues se hallaron fuera de la vida presente antes de! uso de la razón. Careciendo dichos niños del conocimiento del orden sobrenatural, no pueden sufrir pena alguna por ser privados de la vista de Dios. Los tales vivirán en una especie de felicidad natural: "Gozarán de Dios -dice Santo Tomás- con conocimiento y amor natural de! mis– mo'' (2~, dist. 33 q. 2, art. 2, ad 5). El mismo Santo Doctor compara muy oportunamente la pena que padecen estos niños a la de aquéllos que, ausentes de su casa, son despojados de sus bienes; ignorándolo· ellos. Con esta explica– ción se concilia la realidad de la pena con la ninguna aflicción del que la padece (1). Se nos dirá tal vez: ¿Dónde enseña esto la Biblia? Ciertamente esta doctrina no se halla en la Biblia explícitamente, pero sí implí– citamente, en cuanto es consecuencia de las doctrinas bíblifas acer– ca de la existencia del pecado original (Génesis, II, 17; III, 6; Roma– nos, V, 12-19; 1 Corintios, XV, 21-23) y a.cerca de la necesidad abso– luta del Bautismo para salvarse (San Juan, UI, 5); ,San Marcos, XVI, 16). Los Bautistas, negando el Bautismo a los infantes, cometen una monstruosa crueldad contra tantas criaturas que mueren antes del uso de razón. III.-EL BAUTISMO POR INlVIERSION.-Los Bautistas preten• den que la única manera de bautizar válidamente es por inmersión. Como el Salvador no prescribió el modo de administrar el Bautis– mo, la Iglesia Católica ha adoptado el más conveniente según los tjem- pos y lugares. ' Durante algunos siglos, la Iglesia confirió también el Bautismo por inmersión, o sea, introduciendo al bautizado en el agua; testi– monio de ello es, entre otros, el antiquísimo Baptisterio de la ciu• dad de Pisa (Italia), cuya pila es de dimensión suficiente para con• tener un hombre. Pero ha prevalecido -como más fácil y sencillo– el Bautismo por infusión, o sea, derramando agua sobre el •bautizan– do. Esta práctica de la Iglesia Católica ha sido adoptada por las sec– tas protestantes, excepto la de los Bautistas. Hay una raJzón, fundada en la Biblia, para creer que los Apósto– les no solamente bautizaron por inmersión, sino también por infu, sión; y es: la escasez de agua en algunos casos. El día de Pentecos– tés, después del sermón de San Pedro, fueron bautizadas tres mil per– sonas (Hechos, II, 41). No es creíble que en un sólo día se hubie- l Balmes, Cartas a un escéptico, carta XV ('.Barcelona, 1907).

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