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APENDICE Observaciones acerca de algunas prácticas de· la Iglesia Católica J.-EL BAUTISMO DE LOS INFANTES.-Objeción protestante: "El bautizar a los infantes ¿ en, qué parte del Nuevo Testamento ~o encontráis? ¿No manda Jesucristo bautizar al que creyere? ;,Puede creer algo un niño en edad tan tierna? Respuesta.-Es evidente que las palabras de Jesús: "El que cree– rá y será bautizado, será salvo" (San Marcos, XVI, 16), sólo pueden referirse a los adultos. Por cgi:¡.sigt¡iente de estél.s palabras no puede • inferirse que esté prohibido bautizar a !os infantes. La Iglesia Católica, en conformidad con la doctrina de .Tesucris• to, exige de todos los adultos que desean ingresar en ella la fe en el Evangelio de Cristo y el arrepentimiento de todos los pecados come– tidos. Pero, en cuanto a los infantes, enseña la Iglesia que, si bien son incapaces de acto alguno de fe, deben también ser bautizado's, fun· dándose en las palabras de Jesucristo que enseña que todo hombre (adulto o infante) para conseg•uir la salvación eterna debe ser rege– nerado por el Bautismo: "Nadie, si no renace del agua y del Espíri– tu Santo, puede entrar en el Reino de Dios" (San Juan III, 5). Tal ha sido la constante práctica de !a Iglesia de Jesucristo desde su origen. La. misma Biblia insinúa qu'e los Apóstoles bautizaban tanto a los niños pequeñitos como a los adultos. Leemos en los Hechos de los Apóstole:;J que Lidia y su familia fueron bautizados por San Pa– blo (XVI, 15), y que el carcelero que custodiaba al Santo Apósto~ recibió el Ba1-ttismo con toda su familia (XVI, 33). El mismo Santo Apóstol dice que bautizó también a la familia de Estéfanas (11¡1 Co– rintios, 1, 16). Es muy razonable suponer que e:.1 dichas familias ha– bría niños de tierna edad. Si, a pesar de estas ·ra1zones, alguien dudase de la práctica apos– tólica de bautizar a ~os niños, el testimonio de los antiguos Padres de Ia Iglesia, testigos de Ja fe de los primeros cristianos, vendría a des– 'lanecer toda duda. San lreneo, discípulo ele San Policarpo, que a su vez lo fué de San Juan Apóstol, dice: ".Jesucristo vino a salvar a to– dos los que nazcan nuevamente en El: niños, jóvenes y adultos" (Liber II, adversus Haereses). Ahora bien, se renace en Jesucristo por medio del Bautismo (Gálatas, III, 27). Orígenes escribía en !a primera mitad del siglo III: "La Iglesia recibió de los Apóstoles la tradición de bautizar aun a los niños" (In Epistolam, ad Romanos, Uber V.) En el Concilio de Cartago (Africa) celebrado el año 253, a! que asistieron sesenta y seis Obispos -entre ellos .San Cipriano- se 1·edactó esta declaración: "Por lo que se refiere al Bautismo de los

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