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32 EL PROTESTANTISM.O A.NTE LA. BIBLV1 Iglesia, ya que ,211 el Cielo no habrá sino buenos. Por consiguiente, la Iglesia Católica Romana no deja de ser la Iglesia de Cristo por más que ha– ya en ella escándalos. Pues El mismo preelijo que así sucedería. 8) "Imposible es que no vengan escándalos, mas ¡ay de aquel por quien vienen!" (San Lucas, ~XVII, 1). Consecuencias.__:_Aquellos que se escandalizan farisaicamente de los escándalos que ven en los hijos de la Iglesia Católica, no deberán olvidar estas palabras del Salvador. OBSERVACIONES La Iglesia Católica es infalible en sus enseñanzas . I.-La Iglesia Católica, conforme hemos demostrado, ha sido constituída por Jesucristo, Depositaria y Maestra de la Revelación. E!. Divino Redentor envió á sus Apóstoles con poderes plenipotencia– rios a predicar el Evangelio a todo el mundo. Y como era material– mente imposible que los Apóstoles predicaran a todo el mundo, esta comisión no se refería a ellos solamente, sino también a aquellos que debían sucederles en su ministerio. Mas no solamente dió el Salvador a los Apóstoles el poder de predicar el Evangelio, sino que impuso a aquellos a quienes iba a ser predicado, el deber de escucharlos y obedecerlos como a El mismo. A los textos del Sagrado Evangelio, citados en las páginas antece– dentes, que demuestran este deber, podemos añadir el siguiente: "Cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salíen· do de aquella casa o ciudad, sacudid hasta el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que en el día del juicio, Sodoma y Gomarra serán tratadas con menos rigor que aquella ciudad" (San Mateo, 10, 14-15) De estas dos verdades sólidamente demostradas, se deduce esta otra verdad: Que la Iglesia es infalible en sus enseñanzas referentes a la 'fe y a la moral; y que, por consiguiente, no puede caer eN. el error. En efecto, si la Iglesia pudiera enseñar el error, ¿no sería Dios 111ismo responsable de este error? En este caso, podría un alma fiel decirle a Dios con toda reverencia y verdad: "Señor, Tú me ordenaste escuchar y obedecer a tu Iglesia. Si he sido engañado, obedeciéndola. Tú eres la causa de mi error". Por otra parte, Jesucristo aseg:111;ó que "ias puertas del infierno 110 prevalecérán contra la Iglesia" y que El estaría con ella "todos Iós días hasta la consumación de los siglos". De estas promesa3 divi• nas cledúcese igualmente que la Iglesia es infalible y que no puede caer en el error. Pues ¿quién no ve que, al caer la Iglesia en e! error, ya las puertas del infierno habrían prevalecido contra ella?
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