BCCCAP00000000000000000000722

28 EL PROTESTANTISJl!IO ANTE LA' BIBLIA. III.-Y de hecho vemos en la misma Biblia que la Iglesia tu– vo, desde su origen, la forma éle sociedad. Los Apóstoles no solamen– te predicaban la doctrina de Jesucristo, sino que ejercían verdadera autoridad sobre los fieles, dictando !eyes, quitando abusos, excomul– gando a los rebeldes y escandalosos. En el primer Concilio de Jerusalén los Apóstoles libraron a los gentiles convertidos ele la ob!igación de circuncidarse; mas por otra parte, !es impusieron el precepto de abstenerse de manjares inmola– dos a los ídolos y ele sangre y de animales ahogados (Hechos, XV, 28-29) . .JPl Apóstol San Pablo y su .discípulo Timoteo "pasaban por las ciudades y enseñaban a los fieles a guardar las decisiones de los Após– toles y de los Ancianos ele Jerusalén (Hechos, XVI, 4). Habiéndose introducido a!gunos abusos entre los fieles de Co– rinto, al celebrar la Cena del .Señor, San Pablo los corrige enérgica– mente, les da algunos consejos relativos a este asunto, y termina di– ciendo: "Ordenaré las demás cosas, cuando iré a vosotros" (lª Corin– tios XI, 17-34). San Pablo separó de la Iglesia -digámoslo técnicamente: ex– comulgó- a Himeneo y A!ejandro (1,¡,. Timoteo, I, 20), y al incestuo– so de Corinto (l!/, Cor., V, 1-5). Y habiendo este último dado pruebas de arrepeHtimiento, Jo reci:bió de nuevo en el seno de la Iglesia (2~ Cor., II, 10). El Apóstol San Juan prohibió a los fieles la comunicac10n con los herejes: "Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis" (2,¡,., 10). Los Apóstoles, pues, procedían como verdaderos superiores en el régimen de la Iglesia y como tales eran reconocidos por los fieles. Por cqnsiguiente, ya la primitiva Iglesia estaba constituída a mane– ra de sociedad perfecta y visible. El mismo escritor modernista Loisy, a pesar de sus :hondos prejuicios contra el origen divino ele la Ig 1 e– sia, no puede menos que aceptar esta. verdad, que fluye naturalmen– te de los textos evangélicos: "Los discípulos (de Jesús) no son una masa confusa; entre ellos el Salvador distingue a doce y los asocia directa y efectivamente a su ministerio; y aun entre los doce había Ímo que, no sólo po1· la prioridad ele su conversión o e~ ardor de su celo, sino también por una especie de designación del Maestro, que fué aceptada, quedó el primero de ellos... Los doce formaban algo así como un comité director que tenía por Jefe a Simón Pedro" (1). La sumisión a la autoridad apostólica se consideraba como señal inequívoca' para conocer: a los verdaderos discípulos ele Jesús. Saulo, después de su milagrosa conversión, no fué reconocido por ta:, hasta que Bernabé lo presentó a los Apóstoles (Hechos IX, 26-27). 1 Loisy L' Evangi/e et l' Eglise, págs. 90.91 (Edición de 1902)-Véanse en la "Exposición del Dogma Católico", del P. Monsabré, las Conferencias 55 (La autoridad de la lglesil1, y 58 La represión en la Iglesia), Madrid 1885,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz