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LA ESCUELA LAICA 175 en materia de sistemas de educación. No se. considera ya la irreligio• siclad como una conquista de espíritus victoriosos y fuertes. Es ella, por lo contrario, séñal de pequiñez o anemia espiritual. Refiriéndose al ateísmo como "base" -sf base puede ser- de un sistema dE! con– cepción de la vida, afirmaba aquí mismo, en estas columnas, hace poco tiempo, José Vasconcelos, nuest:::o .brioso colaborador revolu– cionario, que tal filosofía merecía llamarse "filosofía de cerdos". Y Vasconcelos no hacía sino segt:.ir en esto la corriente del pensamien– to moderno. "La'' psicología, en efecto, ha comprobado que las creencias abe·, decen a necesidades irreductibles del espíritu. Ha demostrado, acle más, la utilidad práctica de ellas, considerando que aumentan la po· tencialidad del individuo, dado que lo elevan por cima de sí mismo al darle una moral; y, ateniénjose a dicho sentido ele "utilidad" es– tima que es absurdo rechazar medio de acción educativa tan podero– so como lo es la enseñanza de la religión. "Lejos de constituir un peligro -observa, refiriéndose .;1 ella, un pensador materialista y ateo: Gustavo Le Bon- esa enseñanza es por el contrario utilísima. Gra cias a ella se crean fácilmente en el niño hábitos inconscientes que sobrevivirán más tarde, cuando él pierda sus creencias". "En el mundo se discute, se objeta y aún se rechaza 1'1oy la ense– ñanza laica. Los pensadore,s y ;iombres de ciencia desmen'tizan y pul• verizan el laicismo. Y entretan-::o, nosotros, aferrados a doctrinas que estaban en boga h_ace ochenta años, no sólo no nos conformamos con ser laicos, no sólo hemos arroj ::tdo la religión y la moral religiosa de nuestras escuelas, sino que atentamos contra la libertad de concien– cia, pretendiendo que en los•planteles religiosos particulares se supri– ma la religión en algo más que en la enseñanza: en los hábitos pri– vados, en las costumbres ele gentes que tienen derecho a tenerla..." El Universal, (México, D. F., 7 de julio de 1925). "UN CONTRASTE QUE DESALIENTA" "Contra lo que se ere<; en M•éxico entre los elementos que gobier nan, el sentimiento r:eligioso e11, todo el mundo alcanza cada dfo ma• yores proporciones, y los pueblos más cultos de la tierra hacen gala y ostentación de su religiosidai, como si pretendiesen buscar el apo– yo más sólido, el freno más sE:guro en el ideal suprasensible, contra los amagos de la demagogia S.)cialista, del anarquismo ácrata, de la ferocidad bestial que espolea y azuza los instintos desordenados de ciertas muchedumbres corrompidas... "Todas las naciones civilizadas han llegado al convencimiento d~ que sólo ~a moral re_ligij,Sa es capaz de contener los ínipetii:s bes– tiales que vi.ven, dormidos o ::lesencadenados, en el fondo del alma humana. Unicamente nosotros los mexicanos, es decir, nuestros go– biernos, no se dan cuenta de este fenómeno y de los medios que existen para resolver el arduo problema de la resignación, de la tem– planza, del sosiego interior, de la paz. ele las conciencias, clave de la paz que se busca para las sociedades..." Excelsior, (México, D. F. 21 de agosto de 1925).