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160 EL PROTESTANTISMO ANTE LA BIBLIA el precio de su sangre nos reconcHió con la Justicia divina, pagando las deudas que habíamos contraído ante Dios por el pecado original y por nuestros pecados personales. Pero además las almas justas que viven en la tierra y los Santos que reinan con Dios en el cielo, pueden ser nuestros mediadores intercediendo por nosotros, es decir, pidiendo a Dios que nos perdone nuestras deudas. Igualmente Jesucristo e.s nuestro mediador pidiendo a su Padre celestial nos conceda las gracias que nece¡,itamos en virtud de sus méritos infinitos. Los Santos son nuestros mediadores en cuanto ruegan por nos· otros, no fundados en sus propios méritos, sino en los de Cristo; no pió.en en nombre propio, sino en nombre de Jesucristo y por El es• peran ser escuchados. En toda oración debe haber necesariamente tres personas: Dios, a quien se dirige, como término final la oración; Jesucristo, por cu· yos méritos se ha de conseguir lo que se picle; y la criatura que pide o ruega. Ahora bien: la intercesión de los Santos -y ae la Santísi– ma Virgen- consiste en que, juntamente con nosotros y por nos– otros, ruegan ellos a nuestro con1ún PadrE! celestial en nombre de nuestro común mediador Jesucrisi:o. Por esto la Iglesia termina tó– clas sus oraciones -aun aquéllas en que se invoca la intercesión de los santos- con esta forma litúrgica: Por Niwstro Señor Jesucristo ... Objeción 2~-Jesi1.Cristo nos ama infinitamente más que los San• tos.: sería desconfiar mucho de El creer qv..e no nos quiere ayudar. Por consiguiente, es mucho mejor pedir directamente al Señor lo que necesitamos, que imvlorar la intercesión de los Santos. Respuesta.-Jesucristo nos ama infinitamente: ¿quién lo eluda'? Pero también es verdad que ama a los Santos más que a no~otros, pues ellos le aman más de lo que nosotros le amamos y El nos ama según el amor'que le tenemos (Proverbios, VIII, 17). Por lo mismo, nos otorgará más fácilmente las gracias que le pedimos por interce• sión de sus Santos. Si fuese una señal ele desconfianza respecto a Jesucristo el acu– dir a los Santos para que rueguen por nosotros, ¿por qué el Apóstol San Pablo se encomendó a las oraciones de los fieles? (Romanos, XV, 30). Por lo demás, la Iglesia Católica no enseña en manera alguna que debamos acudir a Dios por mr~dio de los Santos: ella misma, en las oraciones litúrgicas, se dirige inmediatamente a Dios Padre o a su Hijo Jesucristo. Ya vimos que si el ConciÜo de Trento nos recomien– da la invocación de los Santos como saludable, no nos la impone co• mo necesaria y obligatoria. Objeción 3f/--Los católicos atribuyen a los santos lo que es pro– pio de Dios, pues rezan a ellos la oración del Padre Nuestro que de• be dirigirse exclilsivamente a Dios. Respuesta.-"Poclemos rogar a los Santos -dice el Catecisrno Romano- que nos ayuden ante Dios con su intercesión y valimien-

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