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EL CULTO DE LA VIRGEN MARIA Y DE LOS SANTOS 159 La venerac10n de los Santos, aderr:.ás de ser conforme a la Bi– blia (según vimos), es del todo racioné:!. Así como el Estado honra a sus grandes hombres y recomienda a los ciudadanos que imiten sus virtudes cívicas y su amor a la pa– tria, del mismo raodo la Iglesia Católica honra a sus héroes, los San– tos, recomendando a los cristianos la i::nitación. de sus virtudes, es– pecialmente de su amor a Dios y al pr:5jimo. 2) Por lo que se refiere a la invocación de los Santos, el ya cita– do Concilio de Trento dice: "Es bueno y útil invocarlos devotamen– te y recurrir a sus oraciones para obtener los beneficios de Dios, por , su Hijo Jesucristo, que es nuestro único Redentor y .Salvador". De estas palabras del Concilio se deduce: 19 que la invocación de los Santos es ciertamente buena y provechosa, pero no necesaria para la salvación; 2<? que no debemos esperar de los Santos mismos las gracias que solicitamos, sino de Dios, bente y dador de todo bien; 89 que la intercesión de los Santos en favor nuestro se apoya en los méritos de Jesucristo, quien es nuestro Salvador y Mediador pro– piamente dicho, mientras que los Santos son únicamente mediado• res secm:iclarios. La doctrina de la Iglesia sobre la invocac'íón de los Santos es · una consecuencia del dogma de "la Com1JJnión de los Santos", que los protestantes profesan como nosotros er. el símbolo apostólico. Leib– nitz, uno de los más sabios teólogos prctestantes, escribe en su obra dtada anteriormente, Systern der Theo'.ogie: "Esperando con ra1zón gran ventaja de la unión de oraciones de nuestros hermanos sobre b tierra, no sé cómo se deba imputar como un delito el invocar a un alma glorificada, o a un ángel, y cl desear su intercesión y su ayuda". La práctica de la intercesión se admite en las cosas humanas: ¿qué dificultad podría haber en admitirla en las cosas divinas? S'i al• guien desea obtener un favor del Jefe o Presidente de una nación, se lo pide Ya directamente, ya indirectamente por medio de sus mi– nistros o amigos personales. En cualquier caso, la petición debe lle. gar a él. De la misma manera, el cristiano que desea obtener de Dios alguna gracia, o la pide directamente, o por medio de los amigos de D'ios, los Santos; práctica recomendada en la Biblia, como hemos visto. OBJECfONES PROTESTANTES Objeción l~Solarnente tenernos un mediador ante DiOs que es Jesucristo (H- Timoteo, II, 5); luego es sacrílego acudir a lo; Santos reorno mediadores. R:espu~sta,_:_Los protestantes suelen confundri estos dos concep. tos muy diferentes: la Redención y la 2ntercesión. Podemos mediar entre el deudor y el acreedor de dos maneras: pagando nosotros la de:-ida al acreedor, o bien pidiéndole qi.:..e perdone esa deuda. En el primer caso redimirnos la deuda; en e: segundo sólo intercedemo3 para que sea perdonada. Jesucristo es nuestro único mediador como Redentor, porque con

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