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14 EL PROTESTANTISNIO ANTE LA BIBLIA bien: si la Bi<blia no podía ser regla única de fe para los prim~ros cristianos ¿cómo lo ha de ser para los cristianos de los siglos poste– riores?... La religión de Jesucristo no cambia. Los protestantes deberían tener muy presente que no ha sido Jesucristo, sino la Iglesia, quien nos ha dado la Biblia. Tampoco dijo Jesucristo: "Acudid a la Biblia en vuestras con– troversias"; sino que, dijo: "Si tu hermano ha pecado contra ti, ve y corrígele a solas con él... Si no te escucha, sírvete de una o dos per· 1 sonas.. Si no las escucha, díselo a la Iglesia. Y si ni aún a la Iglesia escucha, tenlo por wn pagano y un publicano" (San Mateo, XVIII, 15- 17). Por estas palabras, el Divino Salvador constituía por juez supre– mo en las cuestiones que hubiere entre los fieles, no a la Biblia, sino a la Iglesia. Así lo entendieron los Apóstoles. Entre los primeros fie– les se suscitó esta cuestión: ¿Es necesario observar la Ley de Moi– sés?... Se reunió un Concilio en Jerusalén y todos aceptaron lo que decidió el jefe de la Iglesia, .S. Pedro (Hechos, XV). La Iglesia, y no la Biblia, resolvió la cuestión. II.-LA REGLA DE FE PROTESTANTE ES IMPOSIBLE.-An• tes de la invención de la imprenta, es decir, durante catorce siglos, los manuscritos de la Biblia eran raros y costosos en extremo. No hemos de imaginarnos a los Apóstoles y primeros predicado• res del Evangelio viajando con grandes paquetes de Biblias para dis– tribuirlas a los fieles, a !a manera que lo ,hacen los pastores protes– tantes ele los tiempos modernos. "En verdad, sería tan ridículo hablar de la Biblia de los cris– tianos en los primeros siglos del cristianismo, cuando los fieles mo– rían a miEares por Cristo, como hablar ele Nerón o Decio viajando cómodamente en un coche Pullman, o paseando sus familias en auto· móviles por la Vía Apia, o de sus generales usando balas máuser, o de sus ministros leyendo despachos telegráficos de todas las partes clel imperio" (1). Ciertamente, hubiera hecho Jesucristo casi imposible la conse– cución de la verdadera fe y ~a salvación eterna a la gene1·alidad de los fieles por espacio ele catorce siglos, si hubieran tenido que cono– cer el Evangelio solamente por la Biblia. Aun en nuestros días, la Biblia no puede ser regla única de fe. Dejando aparte los analfabetos, muchos, abstraídos por el trabajo, no tienen tiempo para !eerla desahogadamente. Los obreros, los cam– pesinos, los analfabetos y los pobres no podrían salvarse, si la salva• dón estuviera vinculada a la lectura de la Biblia. i JII.-LA REGLA. DE FE PROTESTANTE ES INCOMPLETA._: La Revelación divina no está contenida tocla entera en la Biblia. Gran número de verdades han Eegado a nosotros por la Tradi– ción. Lo sabemos por la misma Biblia. Después de la Resurrección, J-Conway. The Question Box, The Biblie (The Columbus Press, New York}'.- Es– t.l obrita que contiene las respuestas dadas a las preguntas recibidas en las misiones a loo no ,a,ól~cos de Estados Unidos, ha sido traducid,1 al casteJlano y publicada por la misma casa editora :El Buzón de las cuestiones (191 O).

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