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152 EL PROTESTANTISMO ANTE LA BIBLIA cuerpo. Decir, pues, que la Virgen María fué inmaculada, es afirmar que fué exenta del pecado original. "Pecado orig'inal" es aquel en que todos nacemos, heredado de nuestros primeros padres Adán y Eva. Adán no fué solarnente un hombre como cualquier otro; fué la cabeza y raíz dei linaje humano, al cual trasmitió, a manera de una peste moral, la infección de su culpa. Todo nuestro linaje estaba en Adán al modo que todo el árbol estú en la semilla. En ella están vir– tualmente la raíiz, el tronco, las ramas, la flor y el fruto. Así estába- . mos nosotros en nuestro primer paclre. Somos una prolongación, una €xtensión de Adán. Aunque nuestra alma no es una difusión del alma de nuestro primer padre, sino que es criada inmediatamente por Dios, en el ins– tante mismo en que se une a la carne contrae la mancha del pecado -Original, a la manera que el agua pura y cristalina se enturbia al caer dentro ele un vaso manchado de lodo. El pecado original consiste esencialmente en la privación de la gracia santificante, que constituye al hombre en el ser hijo de Dios y heredero del cielo. Adán recibió de Dios, justamente con la vida natural, la vida so• brenatural, o sea la gracia santificante, y ambas vidas debía comu– nicarlas a su descendencia. Pero, al perder la gracia por el pecado, ya no pudo transmitir la vida sobrenatural. Entonces su estado fué el de un padre que, habiendo disipado una fortuna que había reci· bido para gozar de ella y transmitirla a sus hijos, ya no puede trans– mitirles sino su pobreza. Todos, pues, venimos al mundo privados de la gracia santifican– te y con el alma manchada e infecta por la culpa de nuestro primer padre. Tal es nuestra desgraciada condición. Pero esta suerte tristísima ¿alcánzó igualmente a lh Virgen Ma– ría? ¿También Ella fué concebida en pecado? En manera alguna. Es dogma de fe, revelado por Dios, creído por la Iglesia desde su origen y definido por el Papa Pío IX (8 ele diciembre de 18'54), que: "La bienaventurada Virgen María, en el primer instante de su Con– cepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y por los méritos previstos de Jesucristo, Salvador del humano linaje, fué preservada inmune de toda mancha de culpa original" (Bula Ineffa– bilis Deus). II. FUNDAMENTOS DE ESTE lVIISTERIO.-Nuestra Fe en el misterio de la Inmaculada Concepción de la Virgen se apoya en la enseñanza infalible de la Iglesia, conforme a los principios estable– cidos anteriormente en el Capítulo II, a donde remitimos al lector. Sin embargo, para mayor esclarecimiento de nuestra Fe, queremos decir algo acerca de los fundamentos bíblico y racional en que se apoya este dogma. 1) Ft1.ndamento bíblicO.-Si bien es verdad que la Biblia no habla explícitamente acerca de este misterio, pero se halla en ella implí• citamente contenido. Fijemos nuestra atención en aquel singular saludo que hizo el

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